Toni Bolaño

40 convulsos días

Quedan 40 días hasta el 19 de junio. Las andaluzas son la próxima meta volante de la convulsa política española. Los interrogantes son más que las certezas, que duran lo mismo que un caramelo en la puerta de un colegio. Las variables se acumulan para Juanma Moreno y no solo en Andalucía. Todo puede afectar, y afectará, a la votación. Desde Ucrania a Madrid, pasando por Barcelona y Vitoria.

Moreno parece tener asegurada la victoria pero desconoce el escenario final. El PP mira de reojo a Vox, que va con todo bajo la batuta de Macarena Olona, una candidata incómoda. El presidente andaluz no puede permitirse ningún desliz como tampoco Núñez Feijóo, que se estrenará en breve como presidente del Grupo Popular en el Senado y podrá desembarcar con voz propia en el Congreso. Eso es bueno, porque le dará visibilidad, y malo, porque atraerá los focos y un pequeño traspiés puede ser una losa que mueva los números porque el «gobierno de coalición» a la andaluza es la gran cuestión por resolver.

Pedro Sánchez va a pelear en primera persona para paliar las deficiencias del candidato Juan Espadas, que aspira como mucho a revalidar los números de Susana Díaz, ahora desaparecida. Un millón diez mil votos obtenidos en 2018 son insuficientes para que el PSOE marque la iniciativa, pero todo puede ser peor. Según el resultado no descarten una nueva crisis de Gobierno para afrontar el último año de legislatura.

La coalición de izquierdas empieza la precampaña andaluza dando trompicones. Podemos llegó tarde a la coalición de izquierdas, Por Andalucía, y ahora todo son dolores de cabeza para arreglar el desaguisado. Lo que mal empieza, mal acaba, dice el dicho, aunque tal y como están las cosas en la izquierda del PSOE casi parece un mal menor.

España Vaciada hará acto de presencia en Jaén. Las dos plataformas existentes en la provincia han unido sus fuerzas para hacer frente a lo que consideran abandono endémico de una provincia con fuerte desempleo y desinversión, con la marcha del centro logístico del Ejército de Tierra a Córdoba como ejemplo bandera. ¿Quién será el más afectado?

Quédense con esta fecha: 4 de junio. Empieza la campaña coincidiendo con un congreso de Junts per Catalunya a cara de perro. Dos contendientes: Laura Borràs, al frente de los activistas más radicales, y Jordi Turull, queriendo recuperar la vieja Convergència. Sus diferencias, casi irreconciliables en lo político y lo personal.

ERC marca distancias con Borràs, que será procesada en breve por el Tribunal Superior de Justicia. La presidenta del Parlament quiere blindarse al frente de la institución acusando a la justicia de persecución por ser independentista. Ni ERC ni la CUP están por la labor de respaldarla en un juicio por corrupción. Marta Rovira, secretaria general de los republicanos, le afeó que «pida apoyo a ciegas» al independentismo. Sin duda, Junts subirá decibelios en el griterío por lo que consideran un ataque a su máximo cargo institucional.

Pere Aragonés, el presidente de la Generalitat, espera la llamada de Sánchez para cerrar una reunión sobre Pegasus. La pésima gestión de la crisis por parte del Gobierno le ha dado a ERC un balón de oxígeno. En Cataluña, anulando a JxCat, y en Madrid, para reivindicarse y dejar de ser solo un títere del Gobierno.

El Ejecutivo sigue marcando la agenda pero sus éxitos son volátiles por las disensiones en el seno del Gobierno. Entre PSOE y Podemos, entre PSOE y PSOE y entre Podemos y Yolanda Díaz. Las disensiones en un gobierno de coalición son habituales, pero cuando son endémicas pueden gangrenarlo. De nuevo, el Pegasus ha roto los moldes hasta límites nunca alcanzados.

En el País Vasco, Bildu y PNV están en plena guerra. El independentismo ha robado la cartera de ser «decisivos» en Madrid al nacionalismo tradicional con la vista puesta en las próximas autonómicas. Habrá que estar atentos a los nuevos movimientos.

Y así durante 40 días. Y no duden, habrá más.