Política

La bajada del paro y la filosofía del lenguaje

Todo se aprovecha en política y se cuenta como más conviene. El poder del relato

Ludwig Wittgenstein (1889 -1951), matemático, lingüista, filósofo y escritor, a veces algo oscuro, sacudió los cimientos del pensamiento y se corrigió a sí mismo en varias ocasiones. «Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo» es uno de sus asertos más famosos que, con facilidad, puede trasladarse al lenguaje de la política más actual. Es otra forma de relato. Pedro Sánchez, encaramado al éxito de la cumbre de la OTAN, intenta recuperar resuello mientras que las encuestas le vaticinan lo peor. Los sondeos de mitad de legislatura indican algo, pero no sirven para mucho explicaba el desaparecido Pedro Arriola. Es lo que justifica que el inquilino de la Moncloa no tenga intención de adelantar las elecciones.

El Gobierno, con la reaparecida –tras su silencio durante los días de la OTAN– Yolanda Díaz y el inefable José Luis Escrivá, ministro de la Seguridad Social, lanzaron ayer las campanas al vuelo con los datos del paro y de la Seguridad Social. Son buenos, es cierto, pero es que sería catastrófico que en el mes de junio el paro hubiera aumentado y caído la afiliación a la Seguridad Social que, por cierto, alcanza un récord de cotizantes, con 20,3 millones. El desempleo se quedó en 2,88 millones, 42.409 menos que el mes anterior, aunque la caída fue inferior a la del mismo mes de 2021. El Gobierno presume de creación de empleo indefinido, gracias a su reforma laboral, y es ahí donde entra de lleno la filosofía del lenguaje. En junio se firmaron 783.595 contratos indefinidos, pero de distintas clases. De ellos, 312.824 lo fueron a tiempo completo; 178.092 con jornada a tiempo parcial y 292.679 de los llamados fijos discontinuos, que sí, son fijos, pero trabajan solo algunos periodos del año. En los últimos doce meses, las cifras arrojan una tendencia similar. Los contratos indefinidos aumentaron en 610.729, de los que 210.229 fueron auténticos contratos indefinidos; 135.283 a tiempo parcial y 265.217 de los famosos fijos discontinuos. Son datos positivos, pero no reflejan la realidad con exactitud y cada uno elige lo que más le conviene. Ya lo explicó el lingüista americano Jerrol Katz (1932-2002): «las confusiones conceptuales que originan la especulación son debidas a deficiencias del lenguaje natural». Es lo que también ocurre cuando Sánchez promete hacer fijos a 67.000 sanitarios, aunque en realidad quienes los harán, y en su momento, serán las Comunidades Autónomas. Todo se aprovecha en política y se cuenta como más conviene. El poder del relato. «Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo», otra vez Wittgenstein.