Gobierno

La «epidemia» de las dimisiones

«El horizonte es desolador. La izquierda refuerza su control sobre el Ministerio Fiscal»

Estoy preocupado. Dos dimisiones muy importantes en dos días y utilizando la pintoresca excusa de la salud. No cuela. Con respecto a Lastra explicaba en mi anterior artículo que había perdido la confianza de Sánchez. Se había convertido en un problema y no quería asumir su nuevo papel de «florero» tras perder el cargo de portavoz en el Congreso. Fue necesario que interviniera el presidente para colocarla en su sitio, ya que pretendía ser la secretaria general bis del partido y andaba enredando contra Santos Cerdán. Ha seguido el camino, entre otros, de Ábalos, Calvo y Redondo. Ha sido un gran acierto, pero ahora habrá que esperar a los cambios que introduce. Sánchez piensa pelear y espera ganar. Es algo que va en su naturaleza. Tras esta crisis, le ha llegado el turno a la polémica Dolores Delgado. Había perdido su utilidad como Fiscal General del Estado, ya que era la excusa permanente sobre la politización y ausencia de imparcialidad de este órgano constitucional. Por otra parte, era insólito que se hubiera elegido para este cargo a una fiscal que no era de Sala, que es la máxima categoría en la carrera. A esto hay que añadir el inquietante entorno que la rodeaba.

El sucesor es su persona de máxima confianza y también totalmente afecto a Baltasar Garzón. La ventaja es que no tiene la adscripción partidista que caracterizaba a Delgado. Por si alguien tiene dudas, se las resuelvo con gran rapidez. No se equivocará en sus decisiones. Por ello, el Gobierno puede estar muy tranquilo. La maquinaria de la izquierda seguirá a tope, como hasta ahora, repartiendo los cargos a los miembros de la Unión Progresista de Fiscales (UPF) y situando, seguro que por sus méritos, a parejas, familiares y amigos en los mejores destinos, preferentemente en Madrid. Los desafectos seguirán siendo depurados. Nada que nos tenga que asombrar. Es cierto que cuando explico en clase el Poder Judicial y la Fiscalía me entra una cierta melancolía. La realidad no tiene nada que ver con las previsiones constitucionales. Delgado será nombrada fiscal de Sala e incluso asumir, como quiere su entorno, la nueva fiscalía de Memoria Democrática. El horizonte es desolador. La izquierda refuerza su control sobre el Ministerio Fiscal con lo que significará en este periodo agónico de final de legislatura. Una vez más, me gustaría equivocarme.