Opinión

Selección natural de liderazgos políticos

El debate sobre el estado de la Nación de la pasada semana le ha servido a Pedro Sánchez para (mediáticamente) pasar momentánea página al relato político surgido de las urnas andaluzas y de cuya profundidad no debe extrañar quiera escapar con urgencia. Es de tal magnitud el descalabro electoral recibido en la que durante décadas ha sido la principal reserva de votos socialistas que ya se ha disparado en todos los sondeos publicados, –por supuesto excepto el cistezanos–, la opinión de que el PP de la mano de Feijóo va a tomar el relevo en el gobierno tan pronto se convoquen las próximas elecciones generales.

Ante esa eventualidad parece interesante constatar que los líderes de la que fue conocida como «nueva política» y que capitanearon a sus respectivos partidos en las pasadas elecciones generales de 2019, han ido desapareciendo, uno tras otro, a velocidad vertiginosa. Recordemos que en los tradicionales debates de candidatos, los participantes fueron Rivera, Iglesias, Casado y Sánchez. El primero en caer fue Albert Rivera cuyo grave error tras las elecciones de abril de 2019 le llevó a dimitir seis meses después tras su absoluta derrota en la repetición electoral provocada.

Le siguió Pablo Iglesias que dimitió de vicepresidente en el gobierno de Sánchez para salvar a UP del resultado que las encuestas le vaticinaban en las elecciones autonómicas de Madrid del 4 de mayo del pasado año que encumbraron al estrellato a Ayuso y le estrellaron a él. Pablo Casado fue el siguiente de la lista en desaparecer en marzo último, por la misma onda expansiva de la lideresa madrileña, de tal manera que el único superviviente en la actualidad es Pedro Sánchez. En apenas media legislatura, tres de los cuatro cabezas de cartel electoral han desaparecido de la escena política lo que no deja de sorprender y meditar acerca de lo sucedido. Eso sin olvidar que Sánchez tiene en principio muy limitadas opciones de seguir en la Moncloa tras las próximas elecciones como sabemos, y que de confirmarse situaría a esta legislatura como singular sin ninguna duda.

De facto, ya es extraordinaria al cubrir el arco temporal que comenzó con la pandemia y a la que le siguió la guerra con la amenaza de una grave recesión económica. Así resulta la excepcional situación vivida como la causa de esa caída de líderes cual piezas de dominó, y que sería la consecuencia de no dar la respuesta que la sociedad demanda en situaciones críticas. La Historia está llena de ejemplos que muestran que los auténticos liderazgos públicos se forjan en situaciones que precisamente por ser críticas, los hacen necesarios. Es una suerte de selección natural.