CGPJ

La cobardía del CGPJ

«Los vocales han dado por idóneo a quien evidentemente no lo era»

Hemos descubierto que el CGPJ es un mero negociado que se limita a poner una estampilla a la hora de valorar la idoneidad. La mayor parte de los miembros de este organismo constitucional se sienten como meros burócratas que se limitan a constatar una cuestión irrelevante de forma como es determinar si el examinado cumple los años previstos. Es algo nimio para lo que bastaría un funcionario del Ministerio de Justicia, porque el expediente de Álvaro García, el nuevo fiscal general del Estado, es de dominio público. No vale la pena que el CGPJ constate el día en que adquirió la condición de fiscal. Es evidente que la imparcialidad y la idoneidad es algo que no les importa. La laxitud interpretativa de esos juristas, encabezados por su presidente, que es magistrado de la sala tercera del Tribunal Supremo, es esperpéntica. En el ánimo del legislador no estaba que asumieran el papel de meros funcionarios certificadores del tiempo que lleva Álvaro García como fiscal. No me sorprende, porque también dieron el visto bueno a Dolores Delgado que había sido ministra y diputada socialistas. Ni siquiera era fiscal de sala, que es la máxima categoría en el Ministerio Público.

Lo sucedido es bochornoso, porque su idoneidad es más que cuestionable. No hay más que acudir a un análisis objetivo de su labor como fiscal jefe de la Secretaría Técnica. Es difícil considerar que cumple la condición de jurista de reconocido prestigio alguien que solo era fiscal de área hasta que fue elevado por su afinidad ideológica a la condición de número dos de la Fiscalía General. Su producción doctrinal al frente de la Técnica ha sido irrelevante. No me sorprende que el Gobierno haga nombramientos tan excéntricos, pero esperaba más de los vocales del CGPJ. Lo sucedido sienta un inquietante precedente, porque bastará con constatar que se tienen quince años de profesión. Es algo que se puede aplicar a cualquier nombramiento sobre el que tengan que informar. Lo podrían extender incluso a la elección de magistrados del Supremo y utilizar una ruleta u otra fórmula imaginativa. Han dado por idóneo a quien evidentemente no lo era. Por ello, con la aplicación de esta doctrina basada en una inexplicable cobardía lo mejor es que siga siendo un organismo inane.