PSOE

Guerra cainita en la izquierda

La autodestrucción es algo que la izquierda lleva en sus genes políticos, como lo acredita la historia del PCUS trasladada al PCE y al PSOE, y con fiel expresión durante la Segunda República y la Guerra Civil

Es un hecho que se define por sí mismo el fulminante cese de Enrique Santiago como Secretario de Estado para la Agenda 2030 tras haber sido reelegido nada menos que Secretario General del PCE (Partido Comunista de España), y hacerlo además aprovechando la ausencia de la vicepresidenta Yolanda Díaz, militante del PCE y «de campaña en NY». Se produce tras la rocambolesca situación creada en Andalucía, donde el desencuentro entre sus homónimos llegó al extremo de que Podemos no figurara en las papeletas de la candidatura de la coalición de un sector de la izquierda «Por Andalucía», al haber presentado la documentación reglamentaria «fuera de plazo». El resultado fue que, de los 17 diputados autonómicos obtenidos en la anterior convocatoria de diciembre de 2018, ahora han obtenido 7, repartidos 5 y 2 entre uno y otro sector.

Lo sucedido allí es un reflejo de la situación existente a nivel nacional, con Yolanda Díaz promocionando su nueva marca política «Sumar» en abierta hostilidad con UP. Tras invitar a las ministras y dirigentes podemitas a no asistir al acto de lanzamiento de su proyecto después de meses de «escucha», le han servido la venganza en el ámbito del Ejecutivo, con el citado cese de Santiago y el de Amanda Meyer –hija del conocido comunista– como directora del gabinete de Irene Montero.

Lejana queda la dimisión de Pablo Iglesias y la digital designación de su sucesora Díaz como vicepresidenta y candidata de la marca de la coalición en las próximas elecciones. Antes de Andalucía ya resultó fallida la fotografía de su cartel electoral en Valencia con Mónica Oltra flanqueándola de coprotagonista, por lo que de momento no parece que la vicepresidenta «Sume» mucho, si no más bien que esté gafada su plataforma electoral.

Quien no lo tiene fácil es Sánchez si aspira a que sea ella quien le compense a su izquierda sus pérdidas socialdemócratas. La autodestrucción en guerras cainitas es algo que la izquierda lleva en sus genes políticos, como lo acredita la historia del PCUS trasladada al PCE y al PSOE, y con fiel expresión durante la Segunda República y la Guerra Civil. En 1937 el líder del POUM Andreu Nin pagó con su vida las purgas entre trosquistas y estalinistas en el PCUS, mientras el PSOE no se quedaba rezagado y se fracturaba en luchas fratricidas entre los seguidores de Largo Caballero, Besteiro, Indalecio Prieto y Negrín.

Con estos mimbres políticos el sanchismo quiere perpetuarse en el poder, apoyado en los secesionistas catalanes y vascos. Y España paga el precio de su ambición.