Política
El invierno de Sabina, el otoño de Sánchez
«Sánchez volverá a la táctica de ‘semana a semana’ de Redondo, demonizará día tras día a Feijóo porque espera que meta la pata»
Joaquín Sabina, voz quebrada, espíritu canalla más o menos impostado, siempre genialoide, cantaba en «Y nos dieron las diez...», que «el otoño duró lo que tarda en llegar el invierno». El verano político ha durado lo que Sánchez –no consta que cante y menos baladas– ha tardado en ordenar a Meritxell Batet que convocara un pleno extraordinario del Congreso para convalidar el Decreto Ley de medidas de ahorro energético. Como ya es tradición en esta legislatura, el Gobierno, que para eso es Frankenstein, tendrá que esperar hasta el último minuto para recabar los apoyos necesarios para sacar el proyecto adelante. Lo conseguirá, aunque como también empieza a ser norma tenga que hacer concesiones a unos y a otros que, claro, serán en dinero, más gasto público, que es algo que ceba la bomba inflacionaria. La semana que viene, como aperitivo de la temporada, saldrán los datos adelantados del IPC de agosto, que incluso podrían ser moderados por razones técnicas de medición, pero que en ningún caso reflejarán una bajada inexistente de precios. Pedro Sánchez, para evitar sorpresas, porque siempre puede haberlas e incluso un error como aquel del diputado del PP Alberto Casero, tendrá que votar telemáticamente desde Ecuador, que es donde está previsto que esté en el momento de la votación, aunque por el cambio horario incluso podría estar en un avión.
El inquilino de la Moncloa empieza la nueva liga política sin ser el favorito, pero eso no lo convierte en perdedor. Este año, la liga de fútbol llegará hasta junio, y para las elecciones municipales y autonómicas de mayo faltan 30 semanas, como reza el mensaje enviado por el ex-protasesor Iván Redondo, defensor de establecer objetivos semana a semana. Más allá, casi nadie recuerda nada. Sánchez afronta un calendario complicado, con papeletas como el indulto a Griñán, un paro otra vez al alza y una más que posible recesión, según la AIREF, el organismo que presidió un día, gracias a Álvaro Nadal del PP –quiere volver–, el ministro Escrivá. Por eso, el presidente lo tiene claro: gasto hasta donde llegue el dinero, demonización de Alberto Núñez Feijóo y a esperar que su adversario cometa un error de bulto, que es posible, mientras vuelve a escuchar la voz quebrada que canta «Y nos dieron las diez...,». Otoño de Sánchez, invierno de Sabina.
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