Política

Feijóo. El consenso personificado

Automáticamente, cuanto más le atacan, más revelan los socialistas sus propias contradicciones

Diana Morant, ministra de Ciencia e Innovación, comparó hace algunos días a Feijóo con… Trump. Esperemos que en otras áreas de su responsabilidad demuestre algo más de criterio y perspicacia. La hipérbole no es de extrañar, en cualquier caso, dentro de la avalancha de insultos que ha merecido el líder del PP por parte de los ministros y las ministras socialistas esta semana: vago, mentiroso, ignorante, inmaduro… Faltaba el trumpismo.

El vacío informativo de días pasados, y los continuos avances del PP en las encuestas, justifican la ofensiva. Parece que los españoles no acaban de tomarse en serio el tono entre triunfalista y sectario del Gobierno y del PSOE, y que Feijóo, firmemente instalado en el centro, está avanzando por ahí a costa del PSOE.

Más allá de los tópicos, se perfila cada vez más una posición que Feijóo debe de llevar puliendo muchos años: la de un político instalado en una posición casi inexpugnable, frente a la cual la artillería del adversario resulta impotente. Se puede hablar de una cuestión de carácter, claro está, pero es más interesante entender la posición política que así se dibuja. Feijóo es un hombre conservador, pero al modo en que lo fueron los socialdemócratas. Así lo demuestran algunas de las políticas puestas en marcha durante su mandato gallego.

Feijóo no apela al consenso, pero no porque no le gustaría encontrar fórmulas de entendimiento con el PSOE, sino porque, de forma aparentemente natural, él mismo representa y encarna ese añorado consenso entre conservadores y socialdemócratas sobre el que se fundó en su tiempo la prosperidad y la estabilidad de los países europeos.

En cierto sentido, es autosuficiente, lo que explica la muy privilegiada posición que puede llegar a ocupar. Como es natural, las sobreactuaciones populistas y libertarias de la Presidenta de la Comunidad de Madrid no le vienen mal. Al contrario, compensan lo que el Consenso –sobre todo hecho carne mortal– tiene de tedioso y adocenado. El toque juvenil, en dos palabras.

Se entiende así la rabia mostrada estos días por el PSOE. La retórica del PSOE lleva muchos años basada en una fórmula muy distinta del consenso: aquel que se articula entre socialistas y nacionalistas, separatistas, filoetarras, comunistas, populistas y demás compañeros mártires… un consenso diseñado a conciencia para excluir al PP. Pues bien, con solo su actitud y su posición, Feijóo pone de relieve los fallos y las mentiras sobre las que se funda esta muy peculiar forma de consenso. Automáticamente, cuanto más le atacan, más revelan los socialistas sus propias contradicciones.

Para contestar con verosimilitud a Feijóo, mejor pertrechado está VOX, aunque eso le vaya a requerir un esfuerzo considerable: rebatir la posición de consenso, que VOX no respalda por motivos muy respetables, sin dar la impresión de estar a la contra por sistema.