Opinión
Entre Meloni y Olona
Mañana hay elecciones generales en Italia tras la dimisión de quien fuera recibido como la «gran esperanza blanca», el salvador del país; un significativo eurócrata para poner orden en las cuentas públicas, Mario Draghi. Su curriculum le acreditaba como tal ejerciendo la presidencia del BCE (Banco Central Europeo) durante los previos ocho años, y como alto ejecutivo de Goldman Sachs, del Banco Mundial y Gobernador del Banco de Italia. Con ese aval asumió la presidencia del Consejo de Ministros en febrero del pasado año para tener que renunciar apenas 15 meses después, al retirarle su apoyo el Movimiento 5 estrellas.
Si se cumplen todos los sondeos, la sucesión va a ser un gobierno de derechas encabezado por la revelación política del momento en el país transalpino, Giorgia Meloni, que se convertiría en la primera mujer en presidir el Gobierno, tras los 67 anteriores. Matteo Salvini y Berlusconi ya han garantizado públicamente su apoyo a una eventual coalición de sus respectivos partidos –la Liga y Forza Italia– con el de Hermanos de Italia de Meloni, que alcanzaría un respaldo superior al 45% frente a una coalición de centroizquierda en torno a Enricco Letta, que apenas alcanzaría un 30% de los votos.
Todo ello si las urnas confirman mañana lo que apuntan unánimemente todos los sondeos publicados, y respalda la numerosa asistencia a los mitines de la candidata. La inefable baronesa Von der Layen se permite aconsejar a los italianos a quién deben votar –y no votar–, lo que puede significar un importante apoyo a las derechas frente a un Letta y Compte en claro declive con tan inoportuno como improcedente apoyo de la principal «comisionista» de Bruselas.
Coincide esta elección con la situación creada en España en Vox por Macarena Olona y su abrupta salida del partido en circunstancias no debidamente aclaradas todavía. En todo caso, lo que suceda en Italia va a tener impacto en nuestro espacio político del centroderecha, con evidentes afinidades políticas entre Vox y el partido de Meloni y sus potenciales aliados. La necesaria y urgente alternativa al sanchismo requiere de acuerdos entre el PP y Vox, y cualquier otra cosa sería una mera sucesión para poner orden en la economía, cuando las leyes ideológicas del sanchismo necesitan de su anulación. Está por ver si Olona consigue un liderazgo político que le permita convertirse a medio plazo en la Meloni española. El discurso político de ambas tiene similitudes en cuanto a alejarse de la corrección política sin complejos, en la defensa de la vida, la familia, su rechazo a la ideología LGTBI, y en su discurso frente al buenismo de la inmigración irregular. Veremos.
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