Guerra en Ucrania

Infiernos

Amenazas de una nueva versión del Holodomor, aquel genocidio de congelación y hambruna que ya sembró el terror en 1932, y que coacciona ahora a miles de ucranianos condenándolos a la categoría de rehenes de guerra

Apenas se sabe nada de su vida. Pocos datos y ninguna imagen que le ponga rostro con certeza. Su obra, sin embargo, ha llegado hasta nosotros y ha trascendido como signo de original modernidad entre las tinieblas de la Edad Media. El Bosco, el pintor por excelencia del infierno, genera aún, cinco siglos después, asombro en quienes se aproximan a su legado: escrutarlo y desentrañarlo es, en sí mismo, un arte. Colgado de la pared del Museo del Prado «El Jardín de las Delicias» recorre el paraíso y la vida terrenal, para transportarnos, al final, al averno: recreado como fuego eterno o frío extremo, las dos visiones con las que se contemplaba en la época, plasmado en la tabla del tríptico a través de voraces incendios o gélidas corrientes de agua. Y ambas pueden interpretarse hoy como un presagio de los excesos que nos rodean.

Que, mientras unos gamberros disfrazados de activistas se empeñan en convertir las pinacotecas en absurda diana con la excusa del cambio climático, algunos gobiernos del mundo (con las escandalosas excepciones de China, India y Rusia) intentan consensuar medidas en la COP 27 para evitar el apocalipsis de la hipertermia y el calentamiento global. Enfrentándose a esa elección, tan atemorizadora, que propugna Guterres de «cooperar o perecer», porque a la constatación de que los últimos ocho años son los más cálidos que conocemos, se añade el ascenso de 1,5 grados de la temperatura media mundial este año por encima de los niveles de la era preindustrial. Y ese escenario de tonos que viran al rojo en los mapas del tiempo, tan cotidiano como poco tranquilizador, se combina con el recurso al frío invierno con el que juega Putin en su cruzada contra Ucrania. Amenazas de una nueva versión del Holodomor, aquel genocidio de congelación y hambruna que ya sembró el terror en 1932, y que coacciona ahora a miles de ucranianos condenándolos a la categoría de rehenes de guerra. Quizá, como creían en la Edad Media, hay muchos infiernos a diferentes temperaturas. Casi todos, eso sí, están en la Tierra.