Opinión
«Aló Presidente»
Es conocido el programa televisivo «Aló Presidente» de Hugo Chávez como paradigma del uso y abuso de los medios de comunicación públicos por parte de todo autócrata que se precie de serlo o aspire a ello. Aunque no ha sido ni fue el único en utilizar la fórmula, como el expresidente ecuatoriano Rafael Correa entre los más destacados imitadores, o el hoy tan denostado Vladimir Putin.
Recordemos que este programa comenzó en 1999 tras su acceso a la presidencia de Venezuela, y se extendió hasta 2012 cuando su enfermedad por un cáncer que le provocaría la muerte el año siguiente, impidió su continuidad. Cada domingo a las 11 horas a.m. comenzaba la transmisión audiovisual ininterrumpida con el presidente Hugo Chávez copando las ondas audiovisuales con él de único protagonista, hasta las 17/18 horas, aproximadamente. En total, fueron casi 400 los programas que se emitieron en lo que fue un modelo de intervención gubernamental de los medios de comunicación oficiales de práctico monopolio, ante la impotencia y crítica de la oposición. Sin duda, a través de ellos la información relativa a la acción gubernamental no tenía ni crítica, ni deformación, ni sesgo ideológico por parte de los periodistas encargados de informar sobre el Gobierno.
Resulta obligada esta aclaración última, porque la ministra Isabel Rodríguez, portavoz del Gobierno, cuya misión es informar cada martes de lo aprobado y tratado por el correspondiente Consejo de Ministros, ha tenido la llamativa idea de proponer que, precisamente para evitar el «sesgo y deformación» sobre lo que realmente hace el Gobierno, se incluya una sección reservada para dicha información en todos los medios, tal y como existe «con la previsión del tiempo», como ejemplificó la ministra. La brillante idea, rápidamente matizada desde La Moncloa como una mera «reflexión personal» suya, no es simple anécdota por haber sido pronunciada por quien es la voz oficial gubernamental. «De la abundancia del corazón habla la boca», afirma el salmo, y sin duda en este esencial órgano central de la ministra, debía rebosar la queja por el maltrato informativo hacia el modelo de transparencia y veracidad que encarna el presidente Pedro Sánchez, y le debió traicionar el subconsciente.
Imaginemos cada día en los informativos de radio, televisión y los periódicos en papel y digitales, que junto a la tradicional sección reservada a las predicciones meteorológicas, aparezca obligatoriamente otra titulada: «El Gobierno informa». Y Sánchez en versión española del «Aló Presidente». Debe ser una sugerencia de sus colegas y socios tan admiradores de los bolivarianos Chaves y Maduro.
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