Opinión

La sedición y las elecciones autonómicas

El PP va a llevar a los parlamentos autonómicos el debate sobre la supresión del delito de sedición. El objetivo es doble: profundizar en la herida que puede haber dejado en el electorado la decisión de Sánchez y, de paso, debilitar a los presidentes y candidatos socialistas que se juegan su futuro en seis meses.

Esta decisión de Feijóo representa un viraje hacia una ofensiva en toda regla. Probablemente los populares miran con preocupación la evolución de las encuestas que muestran estancamiento en el voto del PP y una ligera mejoría en el PSOE.

Los socialistas llevan meses desacreditando al líder popular y eso empieza a hacer mella, por eso intentarán devolver el golpe en el punto más débil de Sánchez que es su relación con los independentistas.

La imagen de insolvencia de Podemos es una espada de Damocles para el líder socialista que acudirá a las elecciones con el marchamo de haber realizado demasiadas concesiones a los separatistas y nacionalistas a cambio de sus votos.

Por otra parte, los barones socialistas están preocupados ante los bandazos del gobierno, temen que los electores castiguen a Sánchez en las papeletas que llevarán sus nombres.

En su estrategia, el PP también busca que se generen conflictos entre Sánchez y algunos presidentes autonómicos que, si bien discrepan en ámbitos privados sobre las decisiones del líder socialista, no lo hacen públicamente. Esto último puede cambiar a medida que se aproxime mayo.

La política es un juego que no se práctica en solitario, los demás también mueven ficha. Feijóo está viendo cómo su imagen de alternativa sólida se desvanece en las últimas semanas.

Galicia no es Madrid y el popular no ha terminado de adaptarse a la agresividad con que se desarrolla la política nacional. Tampoco le ayuda no poder enfrentarse a Sánchez en el Congreso en cada sesión de control, de manera que su mensaje queda limitado a las declaraciones que hace en los actos públicos en que interviene.

Realmente, todo está en el aire y puede pasar cualquier cosa. Los ciudadanos votan en función de un abanico de variables, no hay certeza sobre cuál de ellas va a tener más peso en las elecciones.

Los populares creen que influirá mas la fobia que el independentismo despierta, el PSOE se la juega a erosionar a Feijóo como alternativa y a reflotar la imagen de Sánchez a través de la política exterior. Ya veremos quién acierta.