Opinión

«La placa de la santa»

Hoy es la fiesta de María Maravillas Pidal y Chico de Guzmán, que ha pasado a la historia como Santa Maravillas de Jesús, Carmelita descalza y fundadora de 11 conventos incluido uno en la India. Considerada por muchos como la «santa Teresa del siglo XX» nació en Madrid en 1891 en la Carrera de San Jerónimo, en un edificio que hoy forma parte del Congreso de los Diputados e inaugurado como tal por SS MM los Reyes, el día 2 de junio de 2006 como recuerda una placa en el edificio. Precisamente este hecho motivó una polémica política de gran impacto mediático que irradió fuera de nuestras fronteras, tras ser canonizada en Madrid por el papa San Juan Pablo II en la Plaza de Colón el 4 de mayo de 2003, se planteó la iniciativa de –siguiendo la tradición– dedicarle una placa en su casa natal que evocara la vinculación de la santa con el Congreso de los Diputados. A esta circunstancia se le añadía además la estrecha vinculación de su familia paterna los Pidal, con la institución a la que habían pertenecido durante varias legislaturas como diputados por Asturias, presidiendo incluso la Cámara. El laicismo radical del PSOE vetó la sencilla iniciativa que había sido aprobada por la Mesa del Congreso, convirtiéndose en un asunto político que desbordó los muros del Congreso. Lo cierto es que la gran santa carmelita tuvo una promoción inesperada de su figura ocupando páginas de periódicos de gran parte del mundo, que ella debió contemplar con conmiseración hacia aquellos tan hostiles como ignorantes de la gran obra social también promovida por ella. «La monja de la placa» fue causa de artículos y debates hasta que el proponente retiró su propuesta para acabar con aquella lamentable situación que no hizo ningún favor al prestigio de la Institución. Entre otros conventos fundó un Carmelo en el Cerro de los Ángeles en 1924, poco después de la consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús, efectuada por el Rey Alfonso XIII. Ante ese monumento que sería inmortalizado por una fotografía que recoge su fusilamiento por un grupo de milicianos al mando de una miliciana tras el comienzo de la Guerra Civil en julio de 1936 para ser dinamitado después. Símbolo de la fe católica de España fue víctima del odium fidei de nuestra contienda y restaurado tras ella. Beatificada en 1998, y canonizada en la última visita a nuestro país de Juan Pablo II, descansan sus restos en el monasterio de la Aldehuela en la diócesis de Getafe. Fundado también por ella, y a la vista de su amado Sagrado Corazón del Cerro de los Ángeles.