Opinión

Sobran palabras

Viendo lo que vamos ya conociendo de la obra de gobierno de Sánchez, y aplicando a las «razones» que justificaron la moción de censura –por la que accedió a la presidencia del gobierno (¡con 84 diputados!)–, las máximas de que «por sus frutos los conoceréis», o también la de que «obras son amores y no buenas razones», contemplamos la veracidad del cumplimiento de aquellos solemnes compromisos asumidos por él. Pero antes es conveniente recordar una vez más, que si la censura consiguió el éxito –la primera en democracia– fue gracias a la felonía del PNV, que cometió la indigna actuación de dar su apoyo a Sánchez tras haber pactado nada menos que la ley de Presupuestos con el gobierno de Rajoy la semana anterior.

Sus escasos seis votos fueron el equivalente de las 30 monedas de plata de los émulos de Judas, y que como entre ellos anda el juego, se les aplica el que «Roma no paga a traidores» y pueden ser desalojados del gobierno vasco, por el sanchismo en la versión autóctona del PSE con Bildu y Podemos. Dos fueron los principales argumentos de entre los utilizados para justificar la urgente necesidad de un drástico cambio de gobierno: «la corrupción y preservar la calidad de nuestra democracia amenazada». Aunque parezca una broma más que pesada releer esto cuando ya llevamos cuatro años y medio del sanchismo en el poder, fue un párrafo incluido como una mera opinión personal de un juez en una sentencia del caso Gurtel –párrafo luego censurado por la instancia judicial superior– la que actuó cual señal convenida para la activación de la moción.

La lucha contra la corrupción política por parte del PSOE, tiene en la sentencia de los ERE respuesta cumplida. Pero por si no bastara ello, la actuación con los condenados por el procés, convertidos en aliados prioritarios del sanchismo y con los que se negocia un Código Penal a la carta es prueba más que definitiva. En cuanto a la calidad de nuestro sistema democrático al que era preciso «regenerar con urgencia», Sánchez y el «bloque político de la moción de censura» cohesionado por Pablo Iglesias se comprometieron solemnemente a gobernar con la «máxima transparencia».

Pues bien, se han hecho públicos los datos de la Oficina del Portal de Transparencia que indican que desde que gobierna Sánchez, todos los años –y excluida la pandemia– se ha batido el récord histórico de denegación de solicitudes de información a los ciudadanos. A falta del último trimestre, el presente ejercicio lleva ya más de 400 resoluciones denegatorias, cuando en 2017 con 170 fueron el máximo y el que motivó aquella censura. Sobran palabras.