Política

Sánchez quiere que Page pierda

Haría bien Page en resguardarse de toda oferta de ayuda que le llegue de Madrid porque ahí sólo puede encontrar cicuta bien disuelta en agua con gas

A tal extremo ha llegado el choque entre Pedro Sánchez y el barón díscolo, el manchego Emiliano García-Page, que una derrota de este último en las elecciones autonómicas de mayo, y la pérdida de este Gobierno autonómico, empieza a no ser vista como un mal resultado para los intereses del «sanchismo» Al contrario. Page necesita mayoría absoluta para mantener este feudo socialista porque no tiene con quien pactar, y su estrategia de poner pie en pared, y apartarse todo lo posible de Sánchez, responde, evidentemente, a una necesidad táctico electoral. Además de entrar en coherencia con sus principios, que son los mismos que tienen tantos otros alcaldes, y algún otro presidente autonómico, pero que silencian sumisamente para no caer en desgracia en Ferraz.

Moncloa sabe que si Page «muere», pierden un Gobierno autonómico, pero sería una «plaza» sacrificada al servicio de la alianza de Sánchez con ERC. El discurso en favor de Sánchez es fácil de elaborar: ha caído el barón que se enfrentó al presidente del Gobierno y que osó cuestionar las cesiones presidenciales a Podemos y al independentismo. Este mensaje, bálsamo para el ego de Sánchez, bien vale perder cuota de poder territorial. Siempre y cuando se salve Valencia y el PSC pueda presumir de haber materializado el asalto a la Alcaldía de Barcelona. Éstas son las dos metas a las que Moncloa se entrega en la campaña autonómica y municipal. Dicen en el entorno del presidente que si se apuntan de su lado estas dos piezas, aguantan más que de sobra el empujón de la derecha y encaminan otros cuatro años de residencia en Moncloa.

Por cierto, en el disgusto de Sánchez con Page pesa menos la discrepancia política que la herida en el ego presidencial. Porque, «¿cómo puede ser que aquel que no es más que un presidente autonómico, que depende de las urnas para tener poder, se atreva a cuestionar la autoridad de quien controla todo el Partido Socialista, desde las bases hasta la cúpula?» Y si éstos son los términos de la relación, haría bien Page en resguardarse de toda oferta de ayuda que le llegue de Madrid porque ahí sólo puede encontrar cicuta bien disuelta en agua con gas.

Y mientras, atontados con el discurso degradante que transpira el Congreso, ése que la izquierda quiere utilizar como efluvio narcotizante de los españoles frente a las cesiones a ERC, está pasando por alto que además de aliviar los delitos de Junqueras y compañía, y blindar el pacto PSOE-ERC, detrás de la derogación de la sedición, la rebaja de la malversación y el pulso al TC se está construyendo también un escenario en el que un Gobierno de Feijóo se enfrentará desarmado a otra sublevación secesionista.