Antonio Garamendi

Garamendi, el rojillo

«El primer funcionario de la patronal hace méritos con Comisiones para que Yolanda Díaz le vuelva a acoger»

Hay que reconocer que Antonio Garamendi, el todopoderoso presidente de la CEOE, tiene una camaleónica capacidad de adaptación en función del sarao que le toque lidiar. Tras tambalearse su estrecha relación con Yolanda Díaz, ahora hace méritos con Comisiones Obreras para que la lideresa de Sumar le vuelva a acoger con la simpatía de antaño. Por el momento, no ha conseguido ser Garamendi el rojo, algo que le despertará una gran simpatía periodística, y se ha quedado en el rojillo. Hay que darle tiempo para que lo consiga. Es lo que pudimos comprobar con su celebrada intervención apoyando el plan de CC.OO. para vincular la subida de sueldos a la situación económica de la empresa. Es decir, si obtiene beneficios por encima de la media, un concepto bastante ambiguo, los trabajadores verán subir el sueldo automáticamente. El primer funcionario de la patronal muestra una encomiable sensibilidad social que enlaza muy bien con la ofensiva del gobierno de coalición contra los empresarios. Es bueno recordar que la vicepresidenta Díaz arremetía contra ellos porque se forran con la inflación. No conozco a ningún empresario que esté contento con la inflación, pero tenemos a Garamendi y su equipo para aleccionarnos sobre las bondades de este nuevo sistema de retribución salarial.

La condición de «rojo» siempre ha sido grata para algunos nobles y burgueses. Todo el mundo recuerda a la famosa «duquesa roja», Isabel Álvarez de Toledo. La XXI duquesa de Medina Sidonia nació en Estoril al comienzo de la Guerra Civil, donde sus padres se tuvieron que refugiar. Otro aristócrata rojo es un interesante intelectual como Nicolás Sartorius y Álvarez de las Asturias Bohorques, hijo del conde de San Luis y descendiente del polémico presidente del Gobierno que lideraba la corrupta facción de los moderados llamada los «polacos», aunque Sartorius, conocido por su caciquismo y arbitrariedad, no era originario de ese país. Otros rojos famosos, aunque de familias reales, son el archiduque Guillermo de Habsburgo; Mulay Hicham, primo de Mohamed VI de Marruecos, o Enrique de Borbón, duque de Sevilla e infante de España. Hasta podemos incluir a Luis Felipe II, duque de Orleans, conocido como «Philippe Égalité». La lista es larga. Garamendi es solo aristócrata consorte, pero bien merecerá, si sigue haciendo méritos, engordar la lista de nobles y burgueses que han simpatizado con la izquierda radical.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).