El trípode
9 de agosto, siempre en nuestras memorias
La actual «ley de la democrática memoria» merece ser considerada como la ley de la memoria de ETA, ya que, como es sabido, fue aprobada tras ser aceptadas las condiciones impuestas por Bildu para apoyarla con sus votos en el Congreso
Hoy 9 de Agosto es una fecha a recordar en estos tiempos en los que se pretende imponer por imperativo legal, lo que el sanchismo entiende que es lo democrático de nuestra Historia y nuestra memoria. La actual «ley de la democrática memoria» merece ser considerada como la ley de la memoria de ETA, ya que, como es sabido, fue aprobada tras ser aceptadas las condiciones impuestas por Bildu para apoyarla con sus votos en el Congreso. Aunque, bien mirado, esta fecha de hoy se remite a 1921, por lo que no está incluida en el ámbito de aplicación temporal de la misma y podemos hacer memoria de la Historia de España sin pedirle permiso a Sánchez y Otegi. Valga este desahogo para referirnos a un señalado suceso acaecido en el contexto del «desastre de Annual», como ha pasado a ser denominado en la Historia de España. Dicho «desastre» comenzó el 22 de Julio de 1921 y finalizó tal día como hoy, 9 de Agosto, en Monte Arruit. Ese día terminó el acoso al que habían sido sometidas los efectivos militares que consiguieron refugio en el fuerte allí ubicado, y donde habían resistido desde el día 24 de julio en que llegaron allí, en retirada desde el campamento de Annual. Sin municiones, víveres, agua y agotados, se produce una rendición del general Navarro al mando, pactada con los de Abd El Krim, con la entrega del armamento y garantía de traslado a Melilla de los supervivientes desarmados. En esa situación, grupos de Rifeños que accedieron al lugar comenzaron a disparar sobre los desarmados defensores siendo masacrados. Dos meses después, reconquistada la posición por el ejército español, el espectáculo ante sus ojos era dantesco, con la multitud de más de 2.700 cadáveres esparcidos por el exterior y el interior de la fortificación, muchos ellos mutilados y con señales evidentes de crueles torturas. Los restos de todos los defensores fueron enterrados en una fosa común ubicada allí mismo y conocida como la «Cruz de Monte Arruit» por la forma del mismo hasta su traslado al lugar donde reposan actualmente, el «Panteón de los Héroes» del Cementerio de la Purísima Concepción de Melilla. Fue en 1956 con ocasión de la independencia de Marruecos y el final del Protectorado español en el territorio. «Todo pueblo que olvida su Historia está condenado a repetirla», y estamos moralmente obligados como españoles a mantener en nuestra memoria a quienes en estas fechas de un siglo atrás regaron con su sangre aquella tierra. Sea legal y «democrática», o no, porque es nuestra memoria.
✕
Accede a tu cuenta para comentar