Y volvieron cantando

El abismo del suelo electoral

Las alertas del PSOE comienzan a señalarle su suelo electoral o lo que es igual, eso que garantiza –y también en el PP saben de ello– cargos para los «pata negra», pero envía al paro o a su actividad anterior al resto de miembros en las listas

Tan cierto es que el numero de asesores se ha multiplicado en estamentos como la Moncloa desde la llegada de la coalición socialista-podemita al timón del país como el hecho de que alguno de ellos sí que se gana con creces el sueldo. Es el caso del actual secretario de Estado de Comunicación cuya figura acaba siendo entrañable, sobre todo cuando contemplamos en el día a día de una precampaña electoral, en la que el PSOE no está recibiendo buenas manos de cartas, como se afana en vender todas las mercancías que, acá y acullá tienen la paternidad de Sánchez en unos casos, se le trata de arrogar esa paternidad siendo ajena en otros, o sencillamente se le carga la misma al de al lado si conlleva elementos negativos, por no hablar de mercancías manifiestamente averiadas. El secretario de Estado es el paradigma con nombre, cara y ojos de una desesperante gincana en la que el frenesí que se le ha impuesto al presidente, reflejado en una permanente percusión de videos y actos seleccionados con feligresías a las que se exponen muy medidas las frases que quieren oír, es solo proporcional a una tormenta de arena que empieza a atascar la, en otro tiempo impecablemente engrasada, maquinaria electoral socialista y que llega, –ya esta aquí– en forma de aumento de los precios, de dificultades para mantener el tipo ante la lupa europea, de corrupción con casos inesperados a la par que letales como el «Tito Berni», de empobrecimiento general de las familias abocadas en muchos casos –lo decía la ministra de Hacienda– a sobrevivir con la pensión del abuelo, de los agresores sexuales puestos en la calle o de un asunto Ferrovial que, entre otras cosas, ha pillado cazando moscas a quienes dentro de los negociados económicos del gobierno deberían haber sabido por donde les venia el aire.

Aunque quedan ochenta y cinco días para el super test del «28-M» y eso en política es una eternidad. Las alertas del PSOE comienzan a señalarle su suelo electoral o lo que es igual, eso que garantiza –y también en el PP saben de ello– cargos para los «pata negra», pero envía al paro o a su actividad anterior al resto de miembros en las listas. Hará falta algo más que pedir comisiones de investigación para la mota en el ojo ajeno ignorando la nocturna y disipada viga que atraviesa el propio.