Apuntes
Y, además, tenemos 15 copas de Europa
No pagan a Hacienda los territorios, pagan las personas, vivan donde vivan
Cuando lo de las autonomías, a los madrileños nos dejaron solos, expulsados de Castilla La Nueva y repudiados por los de la Vieja, que, como en las bodas de antes, cuando no tenías que pagarte el cubierto, éramos muchos y había que ahorrar. Pues eso, que nos quedamos a nuestra bola, votamos una vez al PSOE –si no conocen el himno y creen que el pendón castellano tenía estrellas de cinco puntas es por su culpa–, no lo hemos vuelto a hacer y, pían piano, nos hemos convertido en la comunidad que más pasta genera, la más divertida y en la que no sólo puedes pasar la vida sin encontrarte con tu ex, sino que puedes elegir ser tantas personas como barrios hay. Madrid hace que unos tíos de Úbeda o de Mieres la canten por todo el mundo como si hubiéramos compartido cuna en La Milagrosa, sí, ahí, en Chamberí, y que te cruces en la calle con Mertxe Aizpurua sin tener que cambiarte de acera, mayormente, porque ni sabes quién es, ni te importa un comino. Como los negros de Cuba, uno sólo toma conciencia de que es madrileño cuando sale por ahí de vacaciones y te miran mal, que ya digo que somos muchos y estamos mal acostumbrados a que te pongan una caña decente acompañada de una tapa que no esté mal. Y sí, llevamos muy mal lo de los cinco euros por una Cruzcampo a palo seco, lo que explica por qué nos gusta tanto Granada. Ahora, además, resulta que nos dedicamos a robar a Cataluña porque nos aprovechamos del efecto de capitalidad, competimos con deslealtad porque la Ayuso nos baja los impuestos autonómicos y atraemos herencias y capitales foráneos y, por si fuera poco, el Real Madrid ha ganado 15 copas de Europa, lo que es intolerable y demuestra el poder fáctico de la larga mano del franquismo, un tipo, ese Franco, al que algún que otro club periférico le otorgó dos medallas de honor…
Vamos por partes, que decía Jack el Destripador. Madrid se designó capital de España –residencia de la Corte– en 1561 y, salvo dos pequeños interregnos de Valladolid y Valencia, lo ha sido desde entonces. Ahora bien, económicamente, han estado por encima, primero, Sevilla y después Barcelona, ésta última hasta bien entrado el siglo XXI, con lo que el «efecto capitalidad» queda bien en el argumentario, pero no es del todo cierto, y no voy a entrar en bromas baratas de viajantes y eso. Pero, a mi modo de ver, lo más importante es que si Madrid ha superado a Cataluña, que son cuatro provincias, en ingresos tributarios es porque tiene más contribuyentes que ganan más dinero y, por lo tanto, apoquinan más a la máquina extractora de la señora Montero. Y aquí entramos en la falacia nacionalista: no pagan los territorios, pagan las personas según sus ingresos y bienes, vivan donde vivan. Madrid, pues, contribuye más a la solidaridad regional –tres veces más que Cataluña– porque tiene más contribuyentes netos. Y tiene más contribuyentes netos porque está mejor administrada y gestionada que Cataluña, que ha desperdiciado enormes esfuerzos de todo tipo, generalmente con el dinero de todos, en el puñetero procés. Y, por último, las rebajas autonómicas de impuestos en Madrid se hacen DESPUÉS de calcular los ingresos globales al Estado. No antes. Así que, de robar, solo robamos algunos de los mejores cerebros de este bendito país.