Opinión

Tras la amnistía: referéndum y concierto económico

El espectáculo del debate de ayer sobre la ley de amnistía fue un reflejo de cómo se vive esta amnistía entre el gobierno sanchista y la oposición

El espectáculo del debate de ayer sobre la ley de amnistía en la Comisión General de las Comunidades Autónomas del Senado fue un reflejo de cómo se vive esta amnistía entre el gobierno sanchista y la oposición. A diferencia de la anterior amnistía, aprobada en octubre de 1977 un año antes de la aprobación de la Constitución y precisamente para que hiciera posible que fuera una Carta Magna de consenso, concordia y reconciliación entre todos los españoles, la actual, al margen de su discutible encaje constitucional - con anterioridad negado reiteradamente por Sánchez y su gobierno- no tiene nada que ver con aquel espíritu sino lamentablemente, todo lo contrario. Es preciso demostrar el contraste entre una amnistía y otra para comprobar que el pretender compararlas resulta una falta de respeto a los españoles tomándoles literalmente por personas ignorantes. Y una cosa es que -por desgracia- haya una parte significativa de ellas que están dispuestos a aprobar todo lo que les diga Sánchez cual si fuera su venerado caudillo, y otra que eso no sea sino un acto de servilismo político digno de mejor causa por su parte. Con aquella amnistía, catorce meses después la Constitución fue aprobada en referéndum el 6 de diciembre de 1978 por el 87,7% de los votantes con un 12,3% de votos contrarios. Una similitud llamativa se encuentra en que varios de los aliados del actual Frente Popular votaron en contra, -ERC, HB, BNG- junto a la abstención del PNV, lo que muestra que su actual posición anticonstitucional no es una novedad. Precisamente ERC tuvo un especial protagonismo en el debate de ayer con el Presidente de la Generalitat Aragonès, actuando como candidato en las elecciones catalanas dentro de un mes. Por su parte, el gobierno estuvo ausente sin asistencia de ministro alguno, ni de los tres presidentes autonómicos incluido Page que dice «no seguir estrategias de Ferraz y menos de Génova». Así que la réplica al republicano secesionista y socio prioritario de Sánchez se la dieron seis presidentes del PP con la presidenta madrileña Ayuso al frente. Aragonès expresó con claridad su voluntad de «pasar página» como sostiene Illa: «el referéndum dejará de ser imposible en dos días, como pasó con la amnistía». Y lo lamentable es que además será así si es imprescindible para que el inquilino de la Moncloa y el Falcon siga disfrutando de ello una temporada más. Financiación autonómica «singular» (eufemismo de financiación privilegiada, con el concierto vasco como referencia) y referéndum. Precio a pagar a ERC con la unidad y dignidad de España. Y faltan Puigdemont, Otegi y el PNV.