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Amnistía

Según la RAE, negociar es tratar y comerciar, comprando y vendiendo o cambiando géneros, mercancías o valores, para aumentar el caudal. (Oh, cielos)

El presidente en funciones (para sus contrincantes, más bien en «defunciones»), es experto en «negociaciones» políticas. Aunque sus socios, tan izquierdistas, obsesionados con el lenguaje eufemístico, prefieran llamarlas «diálogos» (bombones de cicuta recubiertos de miel para la ciudadanía, que bastante tiene con su miseria diaria). Según la RAE, negociar es tratar y comerciar, comprando y vendiendo o cambiando géneros, mercancías o valores, para aumentar el caudal. (Oh, cielos). El «diálogo» sería «una plática» para manifestar afectos o buscar avenencias. También define los diálogos «de besugos, de sordos y social». («Mon Dieu»). El diálogo tiene connotaciones amables, sonrientes, que podrían conjuntar, mejor que un bolso de marca, con el estilo de Yolanda Díaz. Mientras la «negociación» pegaría más con Junts, PNV, ERC, PSOE. Un buen negociador –el que hace buenos negocios, por tanto– debe tener habilidades: autoconfianza; empatía con la otra parte a la vez que consistencia para defender su propia postura; honestidad para explicar su posición y flexibilidad para alcanzar acuerdos; imaginación, persuasión… Negociar es un arte sutil, es la maestría de cerrar acuerdos con los que ambas partes se encuentren muy satisfechas porque cada una de ellas crea que ha «engañado» a la otra. Pero en una negociación, por muy dialogante que sea, todos tendrían algo que perder y que ganar. Algo propio. Si bien, en las negociaciones (dialogadísimas) sobre la amnistía a los procesados por secesionismo (algunos de sus defensores dicen «aMMistía», pues poseen el mismo nivel de español que de catalán: –A1) están quienes tienen mucho que ganar (su propio patrimonio, libertad personal o poder supremo), mientras arriesgan el patrimonio, libertad y poder del resto de los españoles. O sea: como si un fulano pidiera una hipoteca millonaria, pero para que la pagase su vecino… No vale negociar con bienes ajenos, pues eso se denomina «robar». Así, el actual gobierno en funciones solo podría negociar cómo convocar un referéndum precisamente sobre esa amnistía que está negociando sin permiso del pueblo español. Del pueblo español como sujeto de la soberanía nacional: única fuente de la que emanan los poderes del Estado.