La situación

Un año después

«Un año después de la riada de Valencia, ninguno de los responsables ha querido asumir su 100% de responsabilidad»

Quien escribe estas palabras recibió una importante lección profesional y de vida siendo muy joven. Uno de sus primeros jefes le hizo entender cuál debe de ser la relación de las personas con sus propias responsabilidades y con las ajenas. «Cuando se produce un problema –explicó–, no suele haber un único responsable, sino varios; y, aunque no todos serán igual de responsables, todos tendrán que asumir el 100% de su propia responsabilidad», en el bien entendido de que el 100% de responsabilidad de quien más responsabilidad tiene, es mucho mayor que el 100% de quienes tienen una responsabilidad menor.

Un año después de la riada de Valencia, ninguno de los responsables ha querido asumir su 100% de responsabilidad. La primera y más alta recae en la Generalitat Valenciana, y su presidente ha evitado aceptarla en primera persona. Pretendía resolverlo con la caída de la consejera que tenía la competencia. Pero el 100% de la responsabilidad que corresponde al presidente autonómico es máxima. Nadie está obligado a presentarse a las elecciones para presidir un gobierno. Quien lo hace es porque tiene un elevado deseo de ocupar un cargo como ese, y debe asumir, en consecuencia, los costes políticos que van asociados a tan alta posición. Eso no ha ocurrido.

Tampoco ha ocurrido entre aquellos que, quizá teniendo una responsabilidad de menor alcance, también deberían asumir el 100% de su propia responsabilidad. Y los hay en instituciones dependientes del gobierno central, cuya estrategia política escapista ha tenido un resultado muy exitoso. Aquel triste día, Moncloa decidió que la mejor forma de salvar su posición sería colocar en el debate nacional la idea, tergiversada, de que solo la Generalitat Valenciana es responsable de lo que ocurre en el territorio de la Generalitat Valenciana. Durante un largo tiempo, Moncloa mantuvo ocultos y en silencio a los gestores de determinadas instituciones, para que no realizaran declaraciones que pudieran quebrar esa estrategia de culpar en exclusiva al gobierno autonómico. Y a Pedro Sánchez le ha funcionado. Transcurrido un año, la otra estrategia, la de Feijóo de sostener a Carlos Mazón, solo ha provocado problemas al PP. Un naufragio.