El trípode

Tras lo de ayer: para huir en un cohete de Yolanda

La sesión del debate de investidura de Feijóo resultó particularmente interesante y desde luego no fue un «tiempo perdido» ni muchísimo menos

La sesión de ayer del debate de investidura resultó particularmente interesante y desde luego no fue un «tiempo perdido» ni muchísimo menos, como el sanchismo se ha permitido denunciar un día sí y otro también, en lo que significa una censura a la decisión tomada por el Rey de proponerlo como candidato a la investidura en estricta aplicación de la Constitución. Sirvió claramente para exponer la política de bloques políticos radicalmente enfrentados que es la genuina expresión del sanchismo. En otros momentos de nuestra Historia se habló de las «dos Españas» de las que «una de ellas va a helarte del corazón» inmortalizadas por Antonio Machado en poesía y Serrat en música, y ahora Sánchez las ha resucitado. Con el máximo responsable de esta situación en su escaño aparentando tranquilidad y como si no fuera el debate con él, -hasta el punto de ceder al exalcalde de Valladolid la portavocía de su grupo parlamentario para replicar y debatir con el candidato Feijóo-, tuvimos ocasión de conocer al actual PSOE. Había acuerdo para intentar devaluar el debate y con esa misma lógica, Yolanda Díaz delegó en una portavoz, gallega como ella y ciertamente original, a la que Feijóo anuló conociendo muy bien su trayectoria anterior. Por el plurinacional grupo Sumar, además de la portavoz de la Vicepresidenta en funciones, intervino el secretario general del PCE, Enrique de Santiago, que hizo añorar a otro Santiago, a Carrillo y aquellos eurocomunistas que hicieron posible la Transición hacia la Constitución del consenso y de la concordia. Su mitin «machirulo» desde la tribuna, en defensa de la amnistía, fue manifiestamente mejorable y desagradable para Sánchez por hablar de ello. La podemita Belarra fue vetada pero hubo cuota para los comunes, de entre los 16 ingredientes de la plurinacionalidad. Feijóo les retrató al hablar de esa «amalgama plurinacional diciéndoles que contra más se les conoce, menos se les vota». Otra aportación también positiva fue el debate entre Feijóo y Abascal, que le apoya en su investidura con 33 votos sin contraprestación a cambio y sin exigir entrar en un eventual gobierno. Fue esclarecedor para normalizar una relación entre dos fuerzas constitucionalistas, distintas pero obligadas a entenderse por el bien común de los españoles. El debate con traducción simultánea del catalán al castellano por parte de Rufián y Junts es la imagen de la plurinacionalidad ridícula e impostada del sanchismo. El debate lo ganó netamente Feijóo y no sólo por incomparecencia de Sánchez. Patético que con esos mimbres vistos y oídos ayer se pretenda gobernar España. Para huir en un cohete de los de Yolanda.