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Al portador

Ayer me llamaron del CIS para una encuesta electoral

Ahora los políticos viven, gobiernan o hacen oposición al paso que marcan las encuestas y, en parte, las redes sociales

Álvaro Gómez Hurtado (1919-1995), abogado, diplomático y uno de los personajes más influyentes en Colombia en la segunda mitad del siglo XX, sostenía que «las encuestas son como las morcillas: muy sabrosas hasta que sabes cómo las hacen». Ahora los políticos viven, gobiernan o hacen oposición al paso que marcan las encuestas y, en parte, las redes sociales. Hay sondeos en busca del voto perdido, que diría Proust (1871-1922), todos los días y para todos los gustos.

Ayer –y debo arrogarme el protagonismo por una vez– recibí una llamada del Centro de Investigaciones Sociológicas, es decir, el CIS del controvertido José Félix Tezanos. Una mujer joven, quizá en la treintena por la voz, se presentó en nombre del CIS y me preguntó, con mucha amabilidad y educación, si tenía doce o catorce minutos para responder a una encuesta. Era la tercera vez que me llamaban, a mi teléfono móvil, en los últimos tres días. La primera, el miércoles pasado, también una mujer, acaso de origen iberoamericano por su acento, me inquirió para participar en el sondeo. Alegué que, en ese momento, estaba ocupado, pero que podían volver a llamarme y que respondería encantado. Horas más tarde, se repitió la llamada, pero no llegué a tiempo a responderla. Ayer, por fin, a la tercera, pude atender a la encuestadora. Me explicó que mi número había sido elegido de forma aleatoria y que mis respuestas serían anónimas. Preguntó mi edad, estado civil y profesión, pero ningún dato personal que me identificara. Me leyó, antes de comenzar, un texto sobre la protección de datos y si daba mi consentimiento para la realización de la encuesta. Tras los preliminares, las primeras preguntas versaban sobre el cambio climático, seguido de otras que parecían buscar percepciones, inclinaciones o tendencias racistas en España. A continuación, lo mollar: «¿Cuáles son los principales problemas de España?» Luego las cosas de comer: «¿A quién preferiría como presidente del Gobierno?» Era una pregunta abierta, sin opciones concretas que responder. Luego, sí: «¿Valore de 1 a 10 a Pedro Sánchez, Yolanda Díaz, Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal?», para terminar con dos clásicos: «¿Piensa votar en las próximas elecciones?» y, en caso afirmativo: «¿A quién?» Todo concluyó con unas preguntas sobre la situación económica y las creencias religiosas del encuestado. Ni quito ni pongo rey, y mis respuestas son solo unas entre miles, supongo, y, aunque algo escéptico, espero que con esta encuesta no ocurra como con las morcillas de Gómez Hurtado.