Opinión

Bernardita, instrumento de la Inmaculada

«Fue una muchachita de una muy humilde familia de 4 hijos que malvivía hacinada en un antiguo calabozo de la localidad de Lourdes»

Bernadette Soubirous fue una muchachita de una muy humilde familia de 4 hijos que malvivía hacinada en un antiguo calabozo de la localidad de Lourdes, que a los 14 años tendrá el enorme privilegio de ser la elegida por la Virgen como instrumento para dar a conocer al mundo que Ella es efectivamente la Inmaculada Concepción. Fueron 18 las apariciones que se sucedieron en la mísera gruta de Massabielle entre el 11 de febrero y el 16 de julio de 1858. En la del 25 de marzo –fiesta de la Encarnación del Señor–, tras las reiteradas preguntas acerca de quién era Ella, le contestará en el dialecto patois de la zona: «Yo soy la Inmaculada Concepción».

Pareciera que la Divina Providencia quiso que tres años después fuera Ella misma quien en Lourdes confirmara como verdad de fe la certeza de lo definido el 8 de diciembre de 1854 por el beato Pío IX en el dogma de la Inmaculada Concepción, y zanjar así lo que durante siglos había provocado incluso graves conflictos sociales en distintas ciudades entre franciscanos y dominicos, defensores de una y otra opinión teológica. Finalmente, la disputa entre los «Inmaculistas», con Duns Escoto a la cabeza, y los «maculistas», liderada nada menos que por Tomás de Aquino, se extendió a toda la Iglesia Católica, y España fue la defensora por excelencia de la causa Inmaculista. Así lo reconocería el Papa al erigir el primer monumento dedicado a la Inmaculada precisamente en la Plaza de España de Roma –entonces todavía capital de sus Estados Pontificios– en expresión de agradecimiento a nuestro país.

La fecha de hoy coincide también con la del nacimiento en 1927 del recién fallecido Benedicto XVI, que hoy cumpliría 96 años, y los habrá celebrado felizmente en el Cielo. De su particular devoción a la Inmaculada y a su querida Bernadette, dan fe muchas páginas de su extraordinaria obra teológica y pastoral; entre ellas la encíclica «Deus Charitas est».

«Deus Charitas est» son precisamente las tres palabras que Bernadette leería grabadas en la piedra del frontispicio que daba acceso al convento de Nevers, donde ingresó como novicia de las Hijas de la Caridad el 7 de julio de 1866. Santa Bernadette falleció en la casa madre de las religiosas de esta localidad el 16 de abril de 1879. Contaba tan solo 35 años, y su cuerpo incorrupto reposa dentro de una urna de cristal en la Iglesia de aquella comunidad.

No es casual que Benedicto XVI eligiera precisamente la fecha del 11 de febrero –de 2013– para anunciar al mundo su renuncia como Papa.