Cuaderno Africano
Un año después
¿Qué ocurre con los presidentes derrocados acusados de atroces crímenes? En el caso de los dirigentes africanos, muchas veces se olvidan. Fueron noticia cuando la situación era tan violenta que era imposible de ignorar. Y dejaron de serlo cuando la situación volvió (más o menos) a la calma.
Hace casi un año, el 11 de abril, las duras imágenes de la detención de presidente de Costa de Marfil Laurent Gbagbo y su esposa dieron la vuelta al mundo. Hoy, la pareja vive a kilómetros de distancia el uno del otro, a la espera de juicio. Ella, en su país; él, en La Haya.
Ella, que se definía en su página web como una mujer fuerte, comprometida, hermosa y con visión, vive bajo vigilancia en Odienné, en el norte de Costa de Marfil. Los fieles seguidores de la misma mujer de la que muchos aseguraban que era la "fuerte"de la relación, el puño de hierro que estaba detrás de los temibles escuadrones la muerte lanzados con furia contra la oposición, pintan de ella un retraro humano y victimista: acusada de crímenes económicos, la Simone asustada, humillada y posiblemente violada de las imágenes del 11 de abril, vive resignada, entregada a las pocas personas con las que se le permite hablar, acompañada de la Biblia y de programas cristianos en televisión...
Mientras, su marido espera juicio en la Haya, satisfecho de las condiciones de oro de su detención en el centro penitenciario de La Haya, tras lo que califica de ocho meses de infierno en Korhogo en el norte de Costa de Marfil.
Antes de perder el poder, la pareja consideraba que se trataba de una lucha del bien (ellos) contra el mal (Alassane Ouattara, actual presidente). Y ganó el Mal (según ellos). Queda saber si se hará justicia.
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