El trípode
Camino de una autocracia
Es inconcebible una situación como la que estamos viviendo en España, que es propia de una autocracia e impropia de una democracia parlamentaria europea.
Hoy se cumplen tres meses del 23 J, la fecha de las últimas elecciones generales, y desde entonces el Congreso de los Diputados, –salvo para su constitución y el debate de investidura fallida de Feijóo–, se encuentra en situación de paro técnico, fuera de servicio, en una actuación lamentable por parte de su presidenta, sirviendo a los intereses de Moncloa y no a la misión que le corresponde como superior autoridad de un Poder del Estado como es el Parlamento, sede de la soberanía nacional. Lo que ha motivado que sea el Senado quien haya convocado una cualificada Sesión autonómica para intentar debatir sobre la amnistía, e intentar aportar luz acerca de lo que Sánchez está negociando, en la oscuridad y secretamente, con sus socios. Muy especialmente con el prófugo «del maletero» que espera a que él le amnistíe y poder regresar a Cataluña sin responder ante la Justicia para ser juzgado por los graves delitos cometidos con su golpe de Estado de 2017. Sesión a la que nadie del Gobierno ni dirigente autonómico alguno del partido sanchista, se dignó asistir en un ejercicio del concepto que el sanchismo tiene de la división de poderes.
Con España ejerciendo la presidencia «pro tempore» de la UE; la situación de guerra en Oriente próximo y una amnistía «a la carta» de los secesionistas, negociada en secreto con un político golpista prófugo de la Justicia, las Cortes Generales se encuentran con el Congreso paralizado y el Senado boicoteado por el Gobierno. Todo porque Puigdemont no puede ser indultado ya que sabido es que debe haber sido previamente juzgado y con sentencia firme, trámite que él quiere eludir gracias a su rehén político y actual inquilino de La Moncloa. Es inconcebible una situación como la que estamos viviendo en España, que es propia de una autocracia e impropia de una democracia parlamentaria europea. La amnistía, considerada, y con adecuado fundamento, como una medida inconstitucional, se pretende defender como una medida para «favorecer la convivencia» cuando solo es el precio a pagar –a costa de la dignidad de España y de su régimen constitucional– para que Sánchez siga durmiendo en La Moncloa. Releer la intervención con la que justificaba la moción de censura con la que accedió al Gobierno en junio de 2018 refleja el monumental fraude político cometido. «Robustecer la calidad de nuestra democracia mediante medidas como garantizar la transparencia» para fortalecer la confianza de los ciudadanos en nuestro sistema político era uno de sus pilares. Seguir así una legislatura más, es convertir España en una completa autocracia.
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