El trípode

“Chantajes y amenazas”: solo si son de Puigdemont

Muy pronto en Extremadura, y a continuación en Castilla y León y Andalucía, el sanchismo va tener en las urnas la respuesta a la infamia

Sin mayoría parlamentaria y sin presupuestos, y ante las denuncias de casos de presunta corrupción que le acechan por tierra, mar y aire -además de mañana, tarde y noche-, el inquilino de la Moncloa compareció ayer ante diversos medios de comunicación. Debidamente seleccionados para la ocasión, la primera de ellas fue en TV1 convertida en el canal de TV oficial sanchista; siendo otra a continuación en RAC1, la emisora catalana de radio del grupo Godó, para culminar en la TV2 en un programa en catalán. Es decir, por partida doble en este caso, con el deseo de intentar volver a encauzar las relaciones con Puigdemont, cuyos 7 votos son para él indispensables para intentar resistir atrincherado en la Moncloa unos meses más. Para el conjunto de los españoles dio la consigna destinada al equipo de creación de la “opinión sincronizada” que debe ser transmitida para general conocimiento de la opinión pública y publicada. El mensaje claro es de que “no va a ceder ni ante chantajes ni amenazas”. Obviamente, en respuesta a las declaraciones que proliferan estos días de Ábalos y Koldo tras su actual alojamiento en Soto del Real, siguiendo a su colega del cuarteto del Peugeot, Santos Cerdán. Por el contrario, a los de Puigdemont les trasladó por radio y TV su voluntad de cumplir con aquellas cuestiones que desde Junts consideran compromisos acordados en Suiza y Waterloo y no cumplidos por él. Y que llegó a reconocerlos en una muestra evidente de sumisión hacia Puigdemont, mostrando incluso su disposición a rendirle pleitesía en su actual residencia como prófugo de la Justicia española. Es decir, que a la opinión pública española le afirma que “no cede a chantajes” y a la opinión pública del nacionalismo separatista catalán le transmite el mensaje de una total sumisión a sus reivindicaciones. Debería bastar este hecho para darse cuenta de quien es la persona situada al frente del gobierno de España, cuya conducta política debe estar recogida debidamente en la Historia. Las siglas “P-S-O-E”, sumisas siervas políticas al servicio de esta infamia, van a quedar estigmatizadas para el futuro, siendo cooperadores necesarios e indispensables los integrantes de ese partido para consumar tal vejación a la dignidad de España y de los españoles. El resumen de este patético acontecimiento es que los “chantajes y amenazas” solo se aceptan si proceden de Puigdemont -por supuesto también si procedieran de Otegi, Junqueras o Aitor Esteban-, pero con estos, ya es sabido que no hay problema. Muy pronto en Extremadura, y a continuación en Castilla y León y Andalucía, el sanchismo va tener en las urnas la respuesta a esta infamia.

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