Sin Perdón

¿Ciudadanos libres e iguales?

«La casta independentista gozará del privilegio de la impunidad política para sus actos delictivos contra el ordenamiento constitucional»

La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, se refería a España como una nación formada por ciudadanos libres e iguales. Es una definición que siempre me ha gustado. Ayuso recoge una realidad constitucional y un sentimiento con el que nos sentimos identificados la inmensa mayoría de los españoles. El problema es que en poco tiempo dejará de existir. Uno de los aspectos más lamentables de la proposición de ley de amnistía es, precisamente, que acaba con la igualdad. Es cierto que seguiremos siendo libres, pero el sanchismo alumbra una mutación constitucional que será consagrada con el «pumpidazo». La constitucionalidad de la amnistía solo puede ser defendida por ignorantes o fanáticos sanchistas. Ningún jurista puede aceptar el despropósito de la Exposición de Motivos o la antijuridicidad del texto articulado. No estamos ante indultos, como sucedió con los condenados por el Tribunal Supremo, sino ante la consagración de la impunidad en el Estado de Derecho. No entiendo que alguien pueda apoyar una agresión tan clara y directa contra la separación de poderes. El Congreso de los Diputados no es soberano y no puede extralimitarse de las funciones que tiene asignadas en la Constitución. No está por encima de ella.

Ningún demócrata debería votar a favor de una norma que se sustenta en la mentira y es un fraude de ley. No hay más que leer el título. Los fundamentos que han dado lugar a su presentación en solitario por el PSOE, tras redactarla con los delincuentes que se verán favorecidos, muestra que tendría que haber concitado un informe negativo de la secretaría general del Congreso. Nada se puede esperar de su «palmario» titular que aplaudía con gran fervor a su jefa Armengol. Esto le hubiera hecho merecedor del respeto y la admiración en cualquiera de los parlamentos de los países satélites de la URSS. Los españoles seguiremos siendo libres, pero seremos desiguales porque la casta independentista gozará del privilegio de la impunidad política para sus actos delictivos contra el ordenamiento constitucional. El Gobierno de España es una marioneta al servicio de los intereses espurios de Junqueras, Puigdemont, Ortuzar y Otegi. Es el triunfo de la ignominia.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)