
Mirando la calle
Ciudades en venta
«Pasea al lector por un Nueva York donde se sueña con ser Quinta Avenida y puente de Brooklyn y Estatua de la Libertad»
Si pudieran comprar una ciudad, ¿por cuál se decidirían? Manuel Vilas, en «Ciudades en venta», hace un itinerario poético por algunas de las que ha recorrido como escritor, poeta y repartidor de historias, sensaciones y anticipos. Porque en la poesía, también hay premoniciones. De muestra, las que encerraba ese «Poeta en Nueva York» de un Lorca que tal vez preveía una espantosa Guerra Mundial y una previa y no menos aterradora Guerra Civil.
La ciudad en la poesía moderna es un tema central desde que Baudelaire convirtió París en escenario de su anonimato, anclado entre la belleza y la sordidez. Lo recordó otro poeta, Luis García Montero, mientras repasaba, en la presentación del poemario, las ciudades escritas y descritas por un Vilas convertido en flâneur: ese paseante solitario que se mezcla con la multitud y la observa, sin formar parte de ella. Además, la ciudad es el espacio donde se concentran las maravillas y atrocidades urbanísticas que retratan momentos y talantes de los países.
Vilas aprovecha su mirada sobre ellas para explorar las transformaciones que están produciéndose en este mundo globalizado y que preconizan cambios estéticos, morales y políticos que nadie sabe a dónde conducirán. Entreverado con el temor a un futuro misterioso, aparece el amor, siempre capaz de ponerse en el lugar del otro y de enfrentarse a la injusticia, esgrimido como arma desde la voz poética y desgarradora del autor; también la libertad como anhelo imprescindible. Y el humor ácido como herramienta para combatir a lo que venga.
La experiencia compartida de las «Ciudades en venta» de Vilas, pasea al lector por un Nueva York donde se sueña con ser Quinta Avenida y puente de Brooklyn y Estatua de la Libertad y se devoran donuts glaseados; o por un Chicago donde nieva a las cinco de la mañana… No faltan el Madrid que le enamoró al llegar y con el que ahora protagoniza un matrimonio cansado, ni el Iowa de la canción «lenta, melancólica y dulce» de Willie Nelson y Johnny Cash; tampoco el feísmo de Logroño y la lealtad a Barbastro, que es su tierra, y donde recibió la orden taxativa: «Si me amas, pon en venta todas las ciudades de la tierra».
✕
Accede a tu cuenta para comentar