Luis Alejandre

16%..

Bien sé que el valor de las encuestas depende de factores variables entre los que no descarto el del acierto en la formulación de la pregunta. Pero también sé que las tendencias marcan un rumbo. Y lo que demuestra una encuesta realizada por el Centro de Estudios Sociológicos(CIS) en septiembre de 2013 por encargo del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), que sale a la luz ahora tras un año de sedimento y análisis, recoge que sólo un 16% de los españoles estaría dispuesto a defender a nuestra Patria, con todo lo que representa de cultura, historia y amor a la tierra heredada de nuestros padres. Y que la tendencia de los últimos años es descendente, muy pareja a la que recoge el orgullo de sentirse español que pasa de un 46,5% a un 39,1.

Se podría maquillar este reducido 16% añadiendo el 22,4 de los que «probablemente sí nos defenderían a todos» con lo que la suma, rozando el 39%, se equipararía a los que rotundamente dicen que no lo harían. Tampoco puedo precisar si entre estos últimos aun brota un rancio antimilitarismo o una inconsciencia histórica preocupante. ¿Qué quieren? No hace mucho («Yo Dona» del 16 de agosto) una antigua Ministra de Cultura decía en referencia al conflicto entre Israel y Hamas: «La guerra es un mal que los militares infligen al resto de las personas, seres tan indefensos como nosotros en la playa..». ¡Con esta «cultura» no haría falta que siguiésemos reflexionando.

Porque no se trata de volver al «aux armes citoyens!» de la Marsellesa, ni de repartir fusiles casa por casa para nuestra defensa. Pero sí es necesaria una cultura, una ponderada reflexión sobre riesgos, un no bajar la guardia. Un enriquecer y dar aliento a quienes velan por nuestra seguridad en muchos ámbitos, desde la lealtad de una información, hasta el justo pago de impuestos que permitan suficientes dotaciones. Pero hoy predominan los ataques soterrados, cuando no las cobardías consentidas. Con honradísimas y valientes excepciones se manipula nuestra Historia, se reducen al mínimo la exaltación de valores como el esfuerzo, el sacrificio o el heroísmo, cuando estos no hay que buscarlos sólo en una carga de un Escuadrón de Caballería, sino que se encuentran en el día a día de muchas familias, en quirófanos , en comedores de Cáritas o en hospitales africanos. Lean el manual de historia de ciertas comunidades autónomas y comprenderán lo que es drenar, socavar, manipular la conciencia de un pueblo.

Por muchos esfuerzos que se hagan desde Defensa , los Ejércitos, la Armada y los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado por extender una cultura de defensa y seguridad, ya va siendo difícil el cambio de tendencias. Lo malo no son los datos de la encuesta, son las tendencias que nos abocan hacia situaciones de debilidad extrema que ponen en peligro el progreso como sociedad de este viejo y excepcional proyecto de Estado-Nación siempre inacabado, que se llama España. Esta debilidad favorece los movimientos centrífugos y es aprovechado por oportunistas que trabajan en beneficio propio. No puede ser más oportuna, la conclusión.

Hoy –11 de septiembre– tenemos un ejemplo claro de manipulación de masas, alrededor de un sentimiento noble en origen, porque se asienta en sentimientos de cultura común, de tradiciones comunes, pero esencialmente no excluyentes ni disgregadoras. No centrífugas como dice el informe, ni favorecedoras de los oportunistas que han trabajado en beneficio propio.

Hoy en el Club Siglo XXI un excepcional grupo de especialistas debatirán sobre el tema. Destaco la figura del historiador Ricardo García Cárcel, un hombre que ha venido sufriendo un orquestado ataque desde su propia Facultad de Historia de la Autónoma de Barcelona, por no comulgar con las ruedas de molino de un nacionalismo excluyente que impulsó un político transgresor durante algo más de dos décadas. Lo ha superado con modestia, con tesón y con investigación , las mejores armas que puede esgrimir un historiador.

«La cultura de seguridad y defensa y el sentimiento de pertenencia a una nación como proyecto de solidaridad para avanzar, es una cuestión de estrategia de gobierno que se traduce en la inclusión de materias trasversales en los programas de enseñanza de nuestros jóvenes y sobre todo en la formación de nuestros profesores en estas materias», señala el informe. Quiero pensar que en el Consejo de Ministros no se encuentren solos en estos aspectos los ministros Morenés y Fernández Diaz.

«El resultado de la encuesta –concluye el estudio– es una llamada de atención sobre las tendencias de pérdida de sentimiento de españolidad y de proyecto en común; y la escasa o nula cultura de defensa y seguridad es en sí misma una debilidad enorme ante riesgos y amenazas a los que deben hacer frente todos los españoles y no sólo los militares y policías».

Saque el lector sus conclusiones.