Martín Prieto

¿A dónde han ido?

La Razón
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En Estocolmo vi la placa memorial donde fue asesinado Olof Palme. Era muy discutible su fiscalidad, que llegaba a la confiscación, y su diplomacia de ONG, pero nadie ponía en solfa su estilo de vida socialista. Siendo primer ministro vivía en su casa y solo usaba escolta para la agenda oficial. Una noche fue con su esposa, en «Metro», al cine, y a la salida de la proyección le tirotearon la cabeza. El crimen impune se atribuye a la ultraderecha policial. Julián Besteiro, catedrático de Ética, sucesor de Pablo Iglesias (el genuino) en la presidencia del PSOE, diputado más votado por Madrid, presidente del Congreso, siempre se opuso a la deriva radical del socialismo y su compadreo con los comunistas. En 1936 no huyó a Valencia con el Gobierno, permaneciendo junto a sus electores. Perdida Cataluña, Besteiro, junto al coronel Casado y el jefe de milicias anarquistas, Cipriano Mera, abrió contactos para acabar la carnicería. Durante una semana («la semana del duro»), se libró una guerra civil dentro de la Guerra Civil en los Nuevos Ministerios, defendidos por los comunistas. Besteiro entregó Madrid y rechazó el avión y el salvoconducto que le ofreció Franco. Murió en la cárcel de septicemia fregando retretes con las manos. Cuando Sandro Pertini, socialista indeclinable, laureado en la Gran Guerra, condenado a muerte, empecinado fuguista, sublevador de Milán, fue elegido presidente de Italia se negó a instalarse en El Quirinal, donde sólo trabajaba, y vivió en su casa hasta su muerte sólo atendido por su esposa partisana. Dedicó su vida a la reconstrucción, el cambio y el progreso de Italia patrocinando entendimientos y hasta estrechas amistades personales con la democracia cristiana y el comunismo. Recibió a su correligionario Bettino Craxi para acreditarle como primer ministro y le mandó vestirse adecuadamente, yendo el gran ladrón en camisa y vaqueros. En La Zarzuela no podía cenar, ya que, descuidado de sí mismo, tenía muelas astilladas. La Reina Sofía le cortó daditos de queso blando para que tapara las oquedades, remedio casero que el anciano descubrió con gratitud. Antecedente histórico de tanta pléyade fue Lucius Qinctius Cincinnatus (IV a.d.C.), patricio y dictador romano, siempre a petición del Senado, que desbloqueaba los problemas de la República y regresaba siempre a empuñar el arado en sus tierras. Cincinnati (Ohio) lleva su nombre ejemplar. Indro Montanelli veía en estos fenotipos un aura de sinceridad, honradez y limpieza. Pero ¿dónde coño se ha metido hoy esta gente?