Julián Redondo
Aliens en el jardín
Le ha dicho Antonio Banderas, productor y protagonista de «Autómata», a mi compañero Miguel Ayanz que «los aliens sólo van a Estados Unidos, ¡nunca a Córdoba!, porque aquí no hay dinero». «Money, money», no, pero aliens... ¿Cómo interpretar si no algunas decisiones de profesionales y directivos del fútbol? Los de la FIFA se metieron en un jardín –o mejor, en un oasis– cuando eligieron a Qatar sede el Mundial de 2022. Dieron el paso con todas las consecuencias, léase: por encima de los 50 grados de temperatura en verano y no menos de 40 en invierno, lo que supondría en el caso menos inhumano que las grandes ligas parasen en su apogeo. Un desastre. Ni Qatar ni la FIFA han podido desterrar el fantasma del soborno y el presidente Blatter, cual Poncio Pilatos, reconoció públicamente que la elección había sido un error. Ahora, Theo Zwanziger, miembro de su Comité Ejecutivo, augura frenazo y marcha atrás, con lo que los qataríes se van a quedar sin acontecimiento y con dos palmos de narices. Las decisiones erróneas se pagan y basta una equivocación para nublar el pasado más brillante. Simeone se confundió al alinear a Oblak contra el Olympiacos y al reincidir con la alineación de Raúl Jiménez y el cambio habitual de Griezmann. El público del Calderón se lo reprochó el sábado con una pitada. Los méritos del Cholo son indiscutibles; sus últimas decisiones, no. Aunque el problema del Atlético no es la presencia del mexicano sino la ausencia de Diego Costa. Simeone se ha metido en un jardín que también atrae a Ancelotti. La debatida fórmula de los dos porteros no le escaldó y hoy alineará a Keylor Navas. No ha sido un calentón, me dicen; el cambio estaba previsto para la quinta jornada. ¿Aliens?
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