Paloma Pedrero
Animalitos
Lean esta noticia dos veces: «Cada año, se regalan por estas fechas más de 250.000 animales en España; unos 100.000 son abandonados en su primer año de vida». Es inconcebible que tantos seres humanos sean capaces de abandonar a otros seres, mucho más humanitarios, por pura y nefasta ignorancia. Porque esos maltratadores que compran preciosos cachorros, los meten en cajas con lazos y los ponen debajo del árbol navideño, no deben saber que los animales son seres vivos con necesidades y sentimientos hondos. Que, cuando son pequeños, se hacen su necesidades. Que juegan con las cosas porque no comprenden que para nosotros las «cosas» son sagradas. Que se comen lo que pillan por puro instinto. Y que celebran la vida con con todo tipo de travesuras fruto de su correspondiente edad y raza. Los favoritos de los niños son los perros. Cómo no. Tener un perro educado, responsabilidad que corresponde a los adultos, es tener un verdadero tesoro. Un ser bueno en el buen sentido de la palabra. Un ser leal como nadie. Un ser amoroso hasta lo que uno imagina que quiso hacer Dios. Disfrutar de un perro bien educado es una de las mejores experiencias de la vida. Por eso primero hay que educarlos. Y para hacerlo, primero ha de estar educado el humano. Por lo que nos dice la realidad, un gran porcentaje de regaladores de animales no tienen ni idea de lo que es esta cualidad. No saben que tener es siempre ocuparse. Es siempre amar. Es dar. Si están preparados para ocuparse, dar, amar y gastar en un animalito adóptenlo. No se van a arrepentir. Y a los que les abandonen, que nuevas leyes implacables caigan sobre ellos con todo su peso.
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