Ángela Vallvey

Banqueros

Ejemplo de banqueros de éxito internacional, ahí están los Rothschild. Hijos de un humilde vendedor de almoneda en la que se ofrecían artículos de segunda mano y monedas para coleccionistas; judíos nacidos en el Gueto de Fráncfort donde regentaban una tenducha. Vendían azúcar, té, paños y otros textiles, añil y monedas. Cinco de los hermanos se consagraron a trabajar para «hacer» dinero, una actividad típica de los banqueros. Natan, el más listo de todos ellos, emigró a Inglaterra y se dedicó a comerciar con textiles; era el Amancio Ortega judíoalemán de finales del XVIII y, cuando cambió su brillante negocio textil por el bancario, tuvo tanto éxito que hasta el Gobierno británico le encargó préstamos con los que derrotar a Napoleón. Los cinco hermanos se repartieron Europa, convirtiéndose después de las guerras napoleónicas en banqueros oficiales de los gobiernos y en los hombres más ricos del momento. En resumen: superaron la miseria familiar transformándola en una incalculable y poderosa fortuna, y aprovecharon las circunstancias de su época para ensanchar sus negocios y ejercer una extraordinaria influencia política. Ejemplo de famoso banquero español: el señor Fulánez nunca ha ejercido una extraordinaria influencia política, pero la política siempre ha ejercido una extraordinaria influencia sobre él, pues ha sido nombrado a dedo para todos sus cargos por el político de turno. El capital que maneja en ningún caso ha sido ganado previamente por Fulánez con sus negocios, sino extraído quirúrgica o fiscalmente del bolsillo del castigado contribuyente y puesto a su disposición para que Fulánez devuelva los favores recibidos por el método del predominio «digital» propio de los tiempos: dedazo aquí, préstamos descabellados allá, indemnización descomunal, pensión garrafal, «bonus» fenomenal... Y, ocasionalmente, unas horas de cárcel.

Nota: que a ver cuándo funda un banco Amancio Ortega, porque hasta ahora lo llevamos claro. Vale.