Alfonso Ussía
¿Basta ya?
El último atentado del terrorismo islámico en Londres ha encorajinado a la primera ministra Theresa May, que a las puertas del número 10 de la calle Downing, ha pronunciado con furia y cólera «¡Basta ya!». En España sabemos la nula importancia y la falsedad tragicómica del «¡Basta ya!». Durante decenios, mientras el terrorismo local y brutal de la ETA nos arrebataba la vida de un español inocente cada mañana, los comunistas se sumaban al dolor auténtico con su comedia del «¡Basta ya!». Emitido el impulsivo mensaje, votaban en el Parlamento y los ayuntamientos vascos con Herri Batasuna. Y lo hacían sin el menor asomo de rubor, pudor o vergüenza. En Madrid, el Congreso y el Senado usaban de un arma contundente para detener la masacre terrorista. La «enérgica repulsa». La ETA asesinaba y los parlamentarios españoles respondían con enérgicas repulsas. Cuando la ETA superó los setecientos crímenes, la diputada comunista y alcaldesa de Córdoba –hoy en el PSOE–, Rosa Aguilar se puso firme y rotunda. «Ha llegado el momento de decirle a la ETA: ¡Basta ya!». Llegó el momento con setecientos asesinados, no antes. Y en el Parlamento y los ayuntamientos vascos, el comunista Madrazo mantuvo su apoyo constante a Herri Batasuna.
El «Welcome Refugees» y todas esas pamplinas llamadas progresistas, han llevado a Europa a la desmoralización. Nuestras leyes no pueden combatir al terrorismo del Islam. El Estado Islámico aprovecha el éxodo de los perseguidos, de los que aspiran a encontrar en Europa su futuro y de los desesperados de las pateras, para introducir entre el auténtico desamparo de los inmigrantes a sujetos entrenados para matar infieles. En muchas mezquitas europeas, los imanes impulsan la violencia. Con el «basta ya» y la enérgica repulsa no se consigue nada. El problema es que nadie en Europa se ha preguntado si el endurecimiento de las leyes y normas de adopción de inmigrantes puede resultar positivo o conveniente. El Estado Islámico lo está haciendo muy bien, y sus objetivos se van cumpliendo poco a poco. Aterrorizar, asesinar, matar a los que no saben defenderse. Estamos inmersos en una guerra en la que unos matan y otros abrazan. Para los comunistas españoles, la culpa es de Occidente. Para Revilla, la culpa es de las foto de Las Azores, que creo coincidió con sus tiempos de apoyo al Partido Popular, que le hizo vicepresidente de Cantabria. La ventaja de España respecto a otras naciones europeas es su experiencia antiterrorista. Tenemos un CNI, y unas Fuerzas de Seguridad del Estado, mucho más avanzadas y especializadas que otros países, y aún así, nos pulverizaron cinco trenes abarrotados de gente buena, pacífica, trabajadora e inocente.
Socialistas y comunistas de Podemos no pueden disimular su simpatía por el Ramadán y su odio a la Semana Santa. Vuelvo a Revilla, que para contentar a sus socios de Podemos ha anunciado la eliminación de las vacaciones de Semana Santa en los colegios de Cantabria. Ha gobernado, sin ganar jamás las elecciones, con el PP, con el PSOE y ahora depende de Podemos. Algo falla en nuestro sistema, pero se trata de otro asunto. Hoy, Europa tiembla, y su única solución es seguir temblando, porque se ha dotado de unas leyes no sólo permisivas, sino fronterizas con el suicidio de su Historia, principios y valores. O Europa reacciona, o tendrán razón los que aseguran y prometen que en 25 años los europeos vivirán bajo el terror islamista. Lo que no van a conseguir las democracias europeas es detener la masacre con un «basta ya» y mil enérgicas repulsas. Ya lo saben. Los cristianos serán masacrados, las mujeres pasarán a ser esclavas, los homosexuales colgarán de las grúas y cornisas, y las ejecuciones y lapidaciones animarán la vida de nuetros pueblos y ciudades. Y «Basta ya». Basta ya de hacer el gilipollas.
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