Ciudadanos

C’s teme el voto fantasma

La Razón
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Serán las urnas quienes sentenciarán cómo ha gestionado Rivera los tiempos tras el 20-D. El equipo naranja ha superado en marketing y presencia mediática las perspectivas iniciales que tenía, aunque ahora, condicionado por su pacto con el PSOE, tenga un mensaje político más desdibujado. De hecho las encuestas vienen premiando la búsqueda de la gobernabilidad de Rivera. Y ello pese a que el líder de C’s ha tenido que dar demasiados volantazos para cambiar de carril, hasta llegar incluso a abrir la puerta a un Gobierno «independiente» sin Rajoy ni Sánchez. ¿Qué ha ocurrido para que se haya deslizado semejante propuesta? La versión oficial habla de «un último esfuerzo a favor de un gran pacto nacional por encima de los intereses partidistas», y deja claro que «en ningún caso se ha tratado de postular él mismo, algo que también desataba especulaciones». La realidad es que se trata de otra improvisación más del líder de C’s, apremiado delante de una cámara de televisión. A nadie puede sorprenderle que Rivera ya piense en apuntalar su perfil de cara a una repetición electoral. Más aún cuando se ha granjeado una enorme animadversión en buena parte del centro-derecha, su verdadero «caladero» de votantes. En el seno de su Ejecutiva ya existen voces que alertan de ese peligro. En el aire, por ejemplo, está poder repetir el resultado en la Comunidad de Madrid, donde alcanzó siete diputados. De ahí que entre una parte de C’s causase estupor la campaña viral diseñada por Fernando de Páramo bajo el hashtag #marianorajao haciendo mofa del apellido del presidente del Gobierno.

En este momento los analistas de C’s consultados aseguran que, en caso de nuevas elecciones, lo que se les pueda ir por el lado del PP lo van a compensar con los ex votantes del PSOE que lleguen para apoyar a Rivera. En el caso de que se llegase a materializar la alianza Podemos-IU –dicen–, esa suma les dejaría a ellos en exclusiva la etiqueta de fuerza transversal que defiende la nueva política. O sea, que muchos de los votantes de Iglesias en 2015, al menos la parte que votó contra los partidos tradicionales y por la regeneración y que hicieron a Podemos alzarse como tercera fuerza, podrían hacer engordar electoralmente a C’s.

Si de algo es consciente Rivera es de que uno de sus «errores» en la pasada campaña fue el guante de seda que mostró con Iglesias, a pesar de rivalizar con él por el voto del cambio. La formación naranja se confió, dejó ese papel al PP y lo pagó muy caro. Desde luego, en esta segunda vuelta no volverá a pisar la misma piedra, aseguran.

Y hablando de posibles resultados: a estas alturas la cúpula naranja firmaría con los ojos cerrados el suelo de 50 escaños, aunque consideraría un éxito repetir los 40. El mayor temor de C’s es que el 26-J vuelva a fallarles lo que llaman «el voto fantasma». Es decir, las altas expectativas que luego se ven truncadas.