Enrique López
Carta a los Reyes Magos
Los Reyes Magos siguen resistiendo la terrible competencia de Santa Claus, y por ello siguen siendo una referencia obligada en las Navidades de todos los años. La tradición persiste, y lo más importante es que seguimos haciéndonos regalos, sobre todo a los niños, significando y fortaleciendo los lazos de una familia, que ha estado y sigue entando llamada a seguir siendo el eje central sobre el que se asienta nuestra sociedad. Hay pocas citas bíblicas al respecto, siendo el Evangelio de Mateo la única fuente bíblica que menciona a unos magos –aunque no especifica los nombres, el número ni el título de reyes– quienes, tras seguir una estrella, buscan al «rey de los judíos que ha nacido» en Jerusalén, guiándoles dicha estrella hasta Jesús nacido en Belén, y a quien ofrecen oro, incienso y mirra. ¡Cuántas tradiciones existen hoy en el mundo con mucho menos fundamento! Pero en cualquier caso nos permite a todos no sólo recibir regalos, sino formular deseos, deseos que esperamos se conviertan en realidad. Hoy en día los deseos y preocupaciones colectivas se escrutan sobre la base de encuestas más o menos fiables, de las que los sociólogos extraen sus conclusiones. Según estas encuestas los españoles en una gran mayoría desean un gobierno estable, prosperidad económica traducida en trabajo, solucionar el problema de Cataluña, menos enfermedades, menos corrupción, más solidaridad traducida en una más numerosa clase media, la desaparición de la violencia de género, del terrorismo, etc. Sería una buena carta a los Reyes Magos, y si lo lográramos, seriamos un país con una cuota mayor de felicidad, pero sabemos que las cosas no son fáciles y además de escribir cartas con nuestros deseos, debemos trabajar para conseguirlos, cada uno en función de su responsabilidad, pero todos podemos hacer algo. Walter Scott en su famosa novela «Las aventuras del joven Waberley», creó un modelo de novela histórica que se carterizaba por la invención de un héroe ficticio que se encontraba con personajes históricos en un escenario también histórico, que más tarde sería seguido en novelas tan importantes como «Los tres mosqueteros» o «Guerra y paz». En España no podemos esperar la llegada de este héroe ficticio, todos somos protagonistas y responsables de nuestra historia, con nuestro voto en las elecciones y con nuestra conducta día a día; hay problemas que se pueden y deben resolver de forma colectiva, como por ejemplo la violencia de género o la corrupción, otros requieren de personajes reales con responsabilidad, como la constitución de un gobierno estable, o el mantenimiento y mejora de las condiciones que permitan un mayor desarrollo económico, pero en suma todos estamos en el mismo barco. Cuando escribimos las cartas a los Reyes Magos nos las estamos escribiendo a nosotros mismos; todos los que hemos creído en los Reyes Magos nos llevamos una gran decepción al saber que eran nuestros padres, pero superada la sorpresa, al minuto nos sentíamos más felices por saber que los que realmente nos hacían esos regalos eran los que más nos cuidaban y los que más nos querían, nuestros padres. Escribámonos nuestras cartas y asumamos cada uno nuestro papel.
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