Restringido
Christiansborg no está en la Carrera de San Jerónimo
La pelota está en el tejado de los responsables parlamentarios de Andalucía, no se puede devolver al tejado de los ciudadanos por el mero hecho de que a algunos no les guste la pelota que les ha tocado. Andalucía se ha convertido en el paradigma de los peligros de la emergencia de nuevos partidos que lo único que han puesto de manifiesto, hasta el momento, es indefinición política. Sabemos que tienen un proyecto de poder para España, pero estamos descubriendo que no sabrían qué hacer desde el gobierno. En los últimos cuatro años se ha evidenciado un ataque hacia lo que se ha llamado bipartidismo, por la existencia de dos partidos muy fuertes que representaban el 80% del voto. La realidad es que España no era tan bipartidista. La configuración de parlamentos y ayuntamientos lo demuestra, amén de las especialidades territoriales nacionalistas. Pero la consecuencia de la erosión a PP y PSOE ha sido la emergencia de un nuevo «pluripartidismo», en el que coexisten un grupo de partidos más igualados en votos y representantes. Andalucía no ha llegado a tal escenario, de hecho la distancia del PSOE con sus oponentes es considerable y el resultado arroja una clara voluntad del pueblo andaluz. Sin embargo, la incorporación al parlamento de dos nuevos partidos está mostrando debilidades y fracasos, incluso antes de estrenarse. Cuando alguien se presenta a unas elecciones y pide el voto, asume una responsabilidad, comparable a la del cirujano que tiene postrado en la mesa de operaciones a un paciente. Lo último que espera el enfermo es que el médico no haga su trabajo.No se puede reclamar un nuevo mapa pluripartidista para no hacerse cargo de los resultados. La gente necesita gobiernos que funcionen y que al día siguiente de las elecciones aseguren que las universidades, los colegios y los hospitales van a seguir funcionando. Los votantes no esperan que los próximos gobiernos alcancen el pleno empleo en un año, pero sí que el paro disminuya y a nadie le falte un mínimo de ingresos para alimentar a su familia.Nadie espera de la política que sus hijos aprueben con matrícula de honor, pero sí que todos tengan una oportunidad de formación que les permita ser más libres y eso significa dinero para la educación. La gente no espera de la política que cure al 100% de los pacientes de cáncer, pero sí que se financie con más recursos el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), que es la puerta para ese objetivo. La gente espera que nadie muera por estar contagiado del virus de la hepatitis C, y esto también depende de la política.Cuando la vida de millones de personas depende de estas cosas ya no valen las excusas ni los discursos grandilocuentes. O se asume la responsabilidad que han dado las urnas, o se está traicionando la confianza que ha depositado en ti la sociedad.Pueden envolverse en reclamar un nuevo pacto constitucional para cambiar las formas políticas, o pedir el abandono del acta de quien sea. Si fuese tan fácil solucionar los problemas, a estas alturas ya estarían solucionados. Es mucho más complicado cambiar la mentalidad y el comportamiento de las personas. La política necesita ideas, y entorno a ellas diálogo, debate y capacidad de acuerdos que hagan gobernables las instituciones. Hay diferentes maneras de soñar el mundo y la sociedad y la política recorre el camino entre el sueño y el mejor mundo posible.Una de las mejores series políticas televisivas que suele recomendar el presidente Zapatero es «Borgen». Es la abreviatura del Palacio de Christiansborg, el Parlamento danés. Dinamarca es un país con una larga tradición democrática, un Estado pequeño con poco más de cinco millones y medio de ciudadanos. En las elecciones del 2011 votaron el 87,7% de los daneses. Tienen una Constitución con más de 60 años, que consideran estable, eficiente y bien organizada. Existen cuatro partidos de centro izquierda e izquierda y cuatro de centro derecha y derecha. Desde 1909 no existe mayoría absoluta de ningún partido político, y eso les obliga a formar coaliciones diferentes que aseguran un buen gobierno, cosa que hacen sin estridencias, con efectividad y con la austeridad de la que hacen gala. Ciudadanos y Podemos van a tener la llave de muchos gobiernos después del próximo domingo. Pueden usar su llave para acumular poder para sí mismos en un baúl, o para abrir la esperanza a una España mejor. Todo depende de si tienen un proyecto de gobierno o no, de momento no lo parece.
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