María José Navarro
Comportarse
Lo que se acaba de saber en Francia, de confirmarse, puede ser uno de los episodios más repugnantes que uno pueda llegar a imaginar. Ha sido el diario «The Guardian» el que ha publicado un informe firmado por una organización no gubernamental que trabaja desde hace muchos años en África. El documento destapa los testimonios de seis niños de ocho a quince años de edad y considerados muy creíbles gracias a sus detalladas descripciones. Lo que cuentan los críos es que una quincena de soldados franceses que estaban en misión humanitaria en la República Centroafricana habrían entregado alimentos y, a veces, pequeñas cantidades de dinero a cambio de relaciones sexuales. Algunos afirman que fueron violados, otros que sufrieron abusos y unos cuantos que presenciaron los hechos. El Ministerio de Defensa del país vecino recibió en julio de 2014 un informe elaborado por miembros del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas titulado ni más ni menos «Niños abusados sexualmente por soldados de las fuerzas armadas internacionales». No creo que pueda llevar a equívoco ni que invite a dejarlo precisamente en un cajón. El responsable sueco de la Onu y que se llama Kompass, harto de que la Onu no moviera un dedo, transmitió lo que sabía a Francia. Adivinen. Kompass ha sido suspendido de sus funciones y está siendo sometido a una investigación administrativa interna. Afortunadamente también la ONG que trabaja en Bangui, la capital de uno de los países más pobres y violentos del mundo, tuvo acceso a ese informe y ha sido la encargada de darle aire. Sin más remedio, Hollande ha tenido que aparecer ante los medios para prometer transparencia. Y ha añadido (cito textual) que, «si alguno de los militares se comportó mal», será implacable. Ahora resulta que se trata de mal comportamiento. Hay que joderse.
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