Compromiso con la paz

Honores y respeto para el cabo Soria. Investigación para esclarecer las causas y consecuencias de su desgraciada muerte. Pero, sobre todo, valoración y comprensión por parte de la opinión pública del significado hoy de nuestras Fuerzas Armadas. Es lo más decisivo y necesario: entender que nuestros militares no están hoy esencialmente para frenar invasiones de nuestro territorio ni ocupar el de terceros Estados pero que, aun así, se juegan la vida a miles de kilómetros.

Es lo que hacen. Con un sentido: proteger nuestras libertades y proyectar nuestros intereses, mostrar un innegociable compromiso con una paz que ineludiblemente lleva en ocasiones al empleo de la fuerza. Porque es lo que ocurre en la línea de guerra que enfrenta a Israel con la nunca debilitada organización terrorista Hizbulá: la eterna zona de conflicto, el permanente riesgo para la pérdida de vidas. Pero todo tiene un significado. El de trabajar codo con codo con nuestros aliados del mundo libre para frenar la barbarie criminal que pretende contener FINUL; el de mostrar con hechos nuestra solidaridad con aquellos que combaten amenazas similares a las que pueden derivar de yihadistas ceutíes o parisinos. Todos, incluidos los violentos que han provocado una pérdida valiosísima en nuestros Ejércitos –todas los son–buscan atacar la civilización, golpear a sociedades democráticas y tolerantes como la israelí para amedrentar a sus gobiernos. Pero no lo van a conseguir.

Dice el credo legionario que no hay mayor honor que morir en el campo de batalla. Más, cuando se deja un legado de compañerismo, unión, socorro, sufrimiento, dureza, disciplina y combate. No es mala cosa intentar estar a la altura de nuestros militares.