Alfonso Merlos
Crece la confianza
Las políticas que se ha visto impelido a emprender el gobierno han sido difíciles y comprometidas, están dando resultados y generando seguridad. La ecuación parece sencilla pero, en el escenario más adverso, el Partido Popular ha conseguido rehacerse internamente y empezar a recuperar la confianza que parcialmente había perdido.
La tendencia es meritoria. Y es la que aparece en un retrato –el del CIS– de guarismos elocuentes. ¿Dónde está ese bipartidismo en retroceso, derrotado, alejado de la intención mayoritaria de voto de los españoles? ¿Dónde queda el trasvase de sufragios unidireccional del partido de Rajoy al de Rivera, esa fuga masiva, esa vía de agua imposible de contener desde Génova? ¿Dónde se halla el ascenso meteórico e irreversible de los ufanos chicos de Podemos, los plusmarquistas de la arrogancia antisistema y del optimismo de Barrio Sésamo?
Ignoramos si se les espera, pero esos hechos que no pocos daban por consumados al calor de una debacle en los apoyos al PP se desvanecen. Desde la izquierda extrema se ha vendido la piel del oso antes de haberlo cazado. Y el oso no sólo esta vivo y con capacidad de defenderse, sino que es percibido como una pieza injustamente tiroteada por la artillería de una propaganda presuntamente regeneradora.
Quienes hoy tienen la máxima responsabilidad de poder en España han sufrido un severo desgaste a lo largo de la legislatura. La corrupción de quienes como Granados descansan en la cárcel o la aprobación de medidas pertinentes pero impopulares y en ocasiones traumáticas han sido una muralla para el crecimiento en respaldos ciudadanos de la gran formación del centro-derecha. Precisamente por eso, porque los deberes se han hecho a tiempo, la reválida es una realidad posible, tangible y, quizá, merecida.
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