Rosetta Forner

Cuando duele el alma

Cuando duele el alma
Cuando duele el almalarazon

El dolor físico suele tener origen y tratamiento, no así el del alma. Cuando alguien se vuelve adicto a una droga, ya sea ésta legal (en forma de fármaco) o literalmente «droga», más allá de la dolencia física existe un dolor cuyas raíces están en el alma. Nuestra alma sufre, se retuerce, se alegra y se expande. Dependiendo de las emociones con las que alimentamos nuestra psique, así nos lucirá el cuerpo. Las adicciones hablan de conductas que, paradójicamente, queriendo controlar algo, son controladas por ese «algo» y la droga. La persona que buscando alivio a sus males físicos en un calmante se agarra a la «química» con todas sus fuerzas, más que dolencia física tiene un socavón emocional por el que se le cuelan todos los males. A falta de carácter, drogas que disimulen. El carácter es lo que nos permite lidiar con las frustraciones, encarar los problemas y buscarles solución. Asumir que no siempre podemos alcanzar la meta que nos propongamos y no por ello dejamos de ser personas valiosas nos fortalece. El carácter es el eje sobre el que se asientan el alma y las creencias (forma de pensar) con las que gobernamos nuestra vida. Empero, no sólo los «fracasos» (resultados no deseados) merman nuestra resistencia restándonos fuerzas. El éxito, por increíble que parezca, es un toro más difícil de lidiar que el fracaso. Hay quienes no saben cómo manejar el éxito, o qué hacer para mantener el ritmo después de haber triunfado, o cómo superar haberlo tenido y ya no tenerlo. Cuando el alma se siente sola, cuando duele, algunas personas, en vez de convertir los problemas en oportunidades, buscan consuelo y alivio en las drogas. La soledad existencial y la falta de amor son los nuevos virus-plaga del siglo XXI. No existiendo droga que su dolor calme, pues la única medicina «curalotodo» es el amor. Dado que nadie jamás lo halló en el fondo de una botella ni en la aguja de una jeringa, mejor aprender a sanar las emociones con un «coach» o un terapeuta del alma, porque las drogas jamás son la solución. La vida duele, pero con amor, sana.