Paloma Pedrero

Danays y la voluntad

Todos recordamos la tremenda historia de esa chica ciega que cayó a la vía del metro y fue arrollada por un tren. Danays cantaba y tocaba la guitarra en el metro para, como tantos otros buenos músicos, ganarse la vida. El convoy le cercenó un brazo. Adiós guitarra.

Pero Danays ha seguido luchando, cantando, creando y renaciendo. Porque cuando la vida te arranca un brazo, con su mano y sus dedos, cuando la vida te pone al borde de la muerte, uno tiene que volver a parirse. Esta vez siendo tu propio útero. Y ella, esta mujer asombrosa lo ha hecho con brío y hermosura. Hace unos días la conocí, en el mejor lugar y en el mejor momento, presentando su primer disco «Live». Producido y patrocinado por gente sensible, que hay mucha. Fundaciones como Orange o Autor. El San Juan Evangelista y muchas personas con nombre y apellidos, han hecho posible este sueño de Danays. El sacar su voz, sus composiciones y la de otros músicos cubanos a la luz del mundo. En la presentación, ella con una voz profunda, enorme y llena de matices, con su cuerpo de adolescente y sus grandes ojos dormidos, despertó a una audiencia emocionada ante su presencia. Ante su fuerza. Ante su capacidad para hacer belleza con el dolor. Su vida no está resuelta, ojalá este disco se venda y pueda empezar a levantar su maltrecha economía, pero su voluntad está intacta.

Danays es feliz por el hecho de estar viva, de contar con su talento, de tener amigos, de soñar amores y escenarios. De haber recibido una perra guía maravillosa que nunca le fallará. Como ella no se ha fallado a sí misma.