Julián García Candau
De Bale a Özil
Las mocitas madrileñas ya no van por la tarde a Chamartín. Ahora, tenemos fútbol del trasnoche y del vermú. Cualquier hora comienza a ser buena para jugar y televisar el partido correspondiente. Aunque quizá es mejor lo segundo. En el Real Madrid, lo bueno y lo mejor se confunden. El estadio ya no se llamó a sorpresa cuando ayer apareció Diego López en la portería. Ancelotti lo había anunciado, pero los socios estaban en otra cosa. Comenzaba a ser pesadilla el asunto Kaká. El club soñaba por la mañana con envolverlo en celofán y enviarlo donde lo quisieran. Al final su destino fue Milán. Se acerca la hora de la verdad y tampoco está claro qué va a ocurrir con Coentrao, aunque el entrenador ha asegurado que se quedaba en el Santiago Bernabéu.
Estamos viviendo el «caso Casillas» y en la tarde de ayer terminamos por vivir el «caso Özil». El alemán no era feliz. Y se temía que su futuro fuese todavía más incierto. El técnico, al tiempo que ha optado por Diego López como guardameta, también parecía predispuesto a que saliera Özil del club y no como héroe. Así fue finalmente. El alemán se marchó por la puerta trasera.
Lo de los porteros comienza a ser entendible. El entrenador cree que está en lo cierto. Lo de Özil también apunta a ser operación comprensible. Con la llegada de Gareth Bale por 91 millones de euros y el más que posible triunfo pleno de Isco, se prevé gran competencia en la zona. Sobra personal y quienes se sienten incómodos agradecerían la salida digna.
Económicamente es rentable darle la boleta a Kaká.Para correr con los fastos de Bale ha venido al pelo seguir haciendo caja. El club ya ha hecho millonarios traspasos que ayudan a ello.
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