Ely del Valle
De cumbres y recibos
Los tres grados de ayer en Berlín ayudaron a que Rajoy no sudara la gota gorda. Presentarse ante Merkel con cinco millones de parados y el asunto Bárcenas encima era como para que le temblaran las canillas. No ha salido sin embargo mal parado don Mariano de esta cumbre que era algo así como escalar un «ochomil» en braga náutica: al desastre sin paliativos del desempleo ha contrapuesto la reducción del déficit estructural, que no es tontería, y ha conseguido que la canciller reconozca la necesidad de introducir medidas que reactiven la inversión. Algo es algo. Por lo que se refiere al asunto corrupción, Merkel ha optado por ponerse de perfil y silbar un yodel, quizá porque todavía le escuece la dimisión del presidente Wulff hace ahora un año.
Aquí, lo único que interesaba de este encuentro era la rueda de prensa posterior, más que nada porque el presidente no tuvo más remedio que hacer lo que no hizo el sábado: responder a las preguntas de los periodistas.
Rajoy ha insistido en su inocencia y la de los suyos, cosa que estaba cantada. A servidora lo que le tiene perpleja es que desde el PP se limiten a negar en vez de exigir a quien acusa que presente los recibos pertinentes. Si ha habido contabilidad B, tendrán que existir recibos firmados por quienes presuntamente han recibido el dinerito, y de momento, esos recibos no han salido a la luz. ¿Nueva torpeza del equipo de comunicación o silencio intencionado sobre el asunto? Sinceramente no tengo ni idea. De momento, lo único que sacamos en limpio de esta cumbre es que el ministro de economía y el secretario de Estado de Comercio la han aprovechado para aumentar nuestras exportaciones a Alemania, y eso es importante. Lo demás son trapos sucios que tendremos que limpiar en casa.
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