Rosetta Forner

De humanos a «whatsappitos»

De humanos a «whatsappitos»
De humanos a «whatsappitos»larazon

Actualmente, estamos desconectados en el interior pero conectados en el exterior. La gente se envía mensajitos por teléfono (WhatsApp), en vez de quedar, como antaño, para verse y charlar. La tecnología es sumamente práctica, pero susceptible de ser tergiversada por el ser humano. Somos seres kinestésicos, nos gusta tocarnos, relacionarnos, sentir la proximidad... Nos alimenta la presencia del otro. Una sociedad donde las relaciones se basan exclusivamente en lo superficial es una sociedad condenada a la soledad emocional. Una cosa es aprovechar los adelantos (es fantástico verse y hablarse por Skype), y otra es aislarse parapetado en el teléfono móvil enviando mensajes o sentados en el ordenador «hablando» (contando chorradas la mayor parte de las veces en el Facebook o el Twitter), en lugar de salir a dar una vuelta, y mezclarse con la gente. He llegado a la conclusión de que muchos hacen cosas para poderlas contar, para tener algo que «compartir» con los demás. Quizá han «inventado» los «selfies» –autorretratos que la gente se hace y luego cuelga en el «muro» de su Face o similar– porque ya no saben qué contarse. La intimidad ha quedado expuesta, la persona ya no está protegida psicológicamente. Este estilo de pseudocomunicación se ha extendido a las relaciones personales, donde compromiso, confianza o enamoramiento se basan en la cantidad de mensajes que la gente cruza. A este paso, la raza humana mutará en «whatsappitos»: los niños nacerán con una aplicación para móvil en su cerebro y un iPhone bajo el brazo, pero sin pan.