José Antonio Álvarez Gundín

De vuelta al pasado

El PSOE ha vuelto, pero nadie sabe a dónde. A los tiempos gloriosos de Felipe González, desde luego que no. A los floridos de Zapatero, está claro que tampoco, a juzgar por lo mucho que reniegan de él. Tal vez la máquina del tiempo lo haya enviado a los días de ruido y furia de Largo Caballero, lo cual confirmaría el gran salto adelante dado por el socialismo español este fin de semana para conquistar el siglo XXI. La audaz renovación propuesta por la Conferencia Política ha dejado boquiabiertos a los socialistas alemanes y franceses, cuyos dirigentes deberían dimitir de inmediato por pactar con Merkel y por recortar sin miramientos el Estado del Bienestar. Menos mal que aquí se mantienen las esencias y al grito de «Un PSOE más rojo» se vuelve a ocupar la vanguardia de Europa. Los nuevos mandamientos se encierran en tres: regreso a la República, a la Segunda, naturalmente; leña al clero hasta que cante La Internacional en gregoriano; y recortar los sueldos de los ejecutivos, que abusan mucho de las mariscadas y luego no queda gamba roja para los sindicalistas. Después de esta histórica proclamación de principios, es inexplicable que las masas aún no hayan tomado la calle como un 14 de abril exigiendo a Rubalcaba que asuma el Gobierno y proclame el fin de la historia. Inexplicable, sí. En realidad, no es que el PSOE esté de vuelta, sino que los ciudadanos lo han puesto de vuelta y media. Por lo demás, es de una evidencia cegadora que la Conferencia Política ha sido teledirigida por los fontaneros de Rajoy con un doble objetivo: devaluarla al nivel intelectual de una asamblea estudiantil y alejar al PSOE del centro político y sociológico para que no le quite votos al PP. Arriola lo ha bordado. Con decir que a Susana Díaz ya la han proclamado madre refundadora, está todo dicho.