José María Aznar Botella

Decepcionante

No envidio a los que les ha tocado la tarea de gobernar España estos años. Heredaron un país destrozado y nada de lo que se podía hacer iba a resultar popular. Me parece que en esta legislatura se han hecho cosas bien, entre las que destacaría la reforma laboral y la reestructuración del sistema financiero, y otras menos bien. Yo creo que la política fiscal está entre estas últimas.

No es tanto el incumplimiento sistemático de promesas en materia fiscal lo que me alarma, sino que de estos años emerge ya claramente una política fiscal consistente con la que haría un gobierno de izquierda. Se trata de subir los impuestos para cambiar lo menos posible. Las circunstancias son las que son, muy difíciles, pero he llegado a la triste conclusión que al margen de la difícil coyuntura en la que nos encontramos, el Gobierno, con su mejor intención, piensa que ésta es la política que nos ha de situar de nuevo en la senda del crecimiento. En este contexto se enmarca el anuncio del plan nacional de anuncios de reformas. Seré un ingenuo, pero me encuentro entre los que esperaban algo más que anuncios. Sin embargo, y después de leer la referencia del Consejo de Ministros, lo único que he sacado en claro es que se prolonga un año más la subida del IRPF y que suben otros.

Calificar el plan de reformas de decepcionante es generoso. Sencillamente, no hay ninguna. Yo creo que España necesita algo más en estos momentos. Al margen de cómo se concreten algunas de las reformas que se esbozaron ayer, si el plan carece de algo es de ambición. Yo creo que lo que necesita España de forma urgente es que el Gobierno se acuerde de para qué le votaron los españoles y sobre qué base lo hicieron.