Fernando Vilches

Déficit tarifario

De tarifario dícese lo «perteneciente o relativo a la tarifa». El sábado, con mi amigo Ramón Mayrata, experto en cuestiones bancarias y financieras, además de excelente cocinero y manitas, tratábamos de entender a qué narices se refieren con este marbete que no permite bajar las tarifas eléctricas hasta que no se acabe con el susodicho déficit. Mi amigo comentaba que, tal vez, es que las eléctricas necesiten ganar bastantes más millones para que este asunto deje de perseguir a los hogares españoles y, claro, conveníamos ambos, lo de ganar bastante más nos vendría bien a todos, porque, desde el Gobierno de Zapatero, hasta el del PP, los sueldos de las clases medias trabajadoras no han hecho más que bajar. Ya agradeceríamos los españoles que hubiera un déficit dinerario de los parlamentarios para que no fueran partidarios estrafalarios de fastidiar los bolsillos «dinerarios» de los demás y se dieran cuenta de lo que es llegar apretados a fin de mes (o no llegar). De ahí, quiero desembocar en una expresión que he oído días atrás: eso es un asunto «partidario», o responde a los intereses «partidarios», tratando de decir –que no se dice– que es un asunto «perteneciente o relativo a los partidos políticos». Ya lo advertía el maestro Lázaro Carreter con su habitual sabiduría y gracejo maño: «Una tendencia que lleva algunos años actuando, y que ha producido, por ejemplo, el desvío semántico de partidario para significar ''perteneciente o relativo a un partido político'' (intereses partidarios, en vez de intereses de o del partido)», cuando «partidario» significa en puridad «que sigue un partido o bando, o entra en él», o «adicto a una persona o una idea». Siguiendo al maestro, acabaremos pidiendo en el mercado: «Póngame un kilo sardinario». Que sería el kilo que pediría un parlamentario que ya no puede chupar más del erario, que, entre otras acepciones, es «lugar donde se guarda»; o sea, lo que nos están quitando a los funcionarios, por un lado, y, a la clase media trabajadora, por otro. Como verán, algún sindicato ha confundido erario con ERE. Así nos va.